PASAJE BÍBLICO

Hechos 4:5-12

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller


EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

El contexto de este pasaje empieza en Hechos 3:1-10, donde Pedro y Juan fueron al templo a la hora del rezo. Allí encontraron un hombre que había sido cojo de nacimiento. Los amigos de este hombre le llevaban al templo donde pedía limosna.

El hombre pensó que Pedro y Juan le darían limosna. En vez, Pedro dijo, “Ni tengo plata ni oro; mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (3:6). Pedro le ayudó a levantarse, y el hombre “entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando á Dios” (3:8). “Y todo el pueblo” lo vio (3:9) y “fueron llenos de asombro y de espanto por lo que le había acontecido” al hombre (3:10).

Entonces Lucas relata que, “teniendo á Pedro y á Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo concurrió á ellos al pórtico que se llama de Salomón, atónitos” (3:11).

Respondiendo al asombro de la multitud, Pedro predicó un sermón en el que repetía varios de su sermón de Pentecostés (3:11-26):

• A quienes se dirige. “Varones Judíos” (Hechos 2:14) y “Varones Israelitas” (3:12).

• Mal entendimientos. “Porque éstos no están borrachos” (2:15) y “¿por qué ponéis los ojos en nosotros?” (3:12).

• Mención de los antepasados. David (2:25) y Abraham, Isaac, y Jacob (3:13).

• Culpabilidad. “Matasteis por manos de los inicuos, crucificándole” (Hechos 2:23) y “negasteis… y matasteis” (3:14-15).

• La resurrección. “A este Jesús resucitó Dios” (2:32) y “al cual Dios ha resucitado” (3:15).

• Glorificación. “Levantado por la diestra de Dios” (2:33) y “glorificado” (3:13).

• Una llamada al arrepentimiento. “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros” (2:38) y “Así que, arrepentíos” (3:19).

• Conversión. Tres mil en Pentecostés (2:41) y cinco mil aquí (4:4).

Entonces, “sobrevinieron los sacerdotes, y el magistrado del templo, y los Saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de los muertos” (4:1-2) – y arrestaron a Pedro y Juan y los mantuvieron presos toda la noche. Pero Lucas relata que “muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y fue el número de los varones como cinco mil” (4:4). No sabemos si los tres mil bautizados en Pentecostés formaban parte de esta multitud de cinco mil o si son un número aparte. De todos modos, la iglesia crecía de manera expositiva – miles de conversos en pocos días.

HECHOS 4:5-7: ¿CON QUÉ POTESTAD, Ó EN QUÉ NOBRE HABÉIS HECHO ESTO?

5Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos (griego: archontas), y los ancianos (griego: presbyterous), y los escribas (griego: grammateis); 6Y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal; 7Y haciéndolos presentar en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, ó en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?

“Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos (archontas), ylos ancianos (presbyterous), y los escribas (grammateis)” (v. 5). “Los príncipes (archontas) no tienen autoridad civil, como Herodes, pero sí son parte de las autoridades religiosas, como el príncipe de los sacerdotes. Los ancianos (presbyterous) son hombres ya mayores de la comunidad encargados de cuestiones administrativas y jurídicas. Los escribas (grammateis) son estudiantes de la ley judía cuya responsabilidad es determinar cómo ha de aplicarse la ley en situaciones específicas. Estos tres grupos constituyen el poder judío – el concejo (griego: sunedriou – Sanedrín – mencionado en 4:15).

Cada jurisdicción local tendría su propio concejo o Sanedrín, pero éste se trata del Sanedrín nacional en Jerusalén – la autoridad suprema que adjudica la vida religiosa del pueblo judío. Este Sanedrín tiene 71 miembros de la élite religiosa de la nación. Incluye muchos saduceos (muchos de ellos sacerdotes) y fariseos (muchos de ellos escribas).

“Y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal” (v. 6). Puede haber confusión en cuanto Anás y Caifás. Caifás era yerno de Anás (Juan 18:13). En este versículo, Lucas se refiere a Anás como el príncipe de los sacerdotes, pero en su Evangelio mencionó “siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás” (Lucas 3:2). Los Evangelios de Mateo y Juan dicen que Caifás era el príncipe de los sacerdotes (Mateo 26:3, 57; Juan 18:24). No obstante, sabemos que Anás fue príncipe de los sacerdotes entre 6 y 15 d.C., y Caifás de 18 a 36 d.C. Esto ubica a Caifás como príncipe de los sacerdotes durante la vida adulta de Jesús y durante el comienzo de la temprana iglesia. Al nombrar Anás como el príncipe de los sacerdotes, Lucas seguramente quiere reconocer tanto su previo servicio como príncipe de los sacerdotes como la continua influencia que ejerce sobre Caifás y otros miembros de su familia. Cinco de los hijos de Anás también serán príncipes de los sacerdotes.

El Evangelio de Juan identificó Anás y Caifás por nombre, diciendo que Jesús apareció ante cada uno de ellos por turno (Juan 18:13, 24). “Y era Caifás el que había dado el consejo á los Judíos, que era necesario que un hombre muriese por el pueblo” (Juan 18:14).

No estamos seguros de la identidad de Juan y Alejandro. Juan podría ser Jonatán, hijo de Anás que seguirá a Caifás como príncipe sacerdote. No sabemos quién es Alejandro.

“Y haciéndolos presentar en medio” (v. 7a). El Sanedrín se reunía en semicírculo. Los que aparecían ante ellos se pondrían en medio de este semicírculo. Todo está diseñado para intimidar a los que deben aparecer ante el concejo. Los miembros del concejo seguramente se sentaban en asientos elevados, pero los que eran examinados estarían de pie. El concejo consiste de 71 miembros, y típicamente examinarían a las personas individualmente o en grupos pequeños. Los miembros del concejo son ricos y poderosos. Lucas nos dice que, al contrario, Pedro y Juan son “hombres sin letras é ignorantes” (4:13).

“¿Con qué potestad, ó en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” (v. 7b). Estos miembros del Sanedrín son gente de autoridad, por eso, entienden cuestiones de autoridad. Quieren saber quien dio a los apóstoles la autoridad de hacer “esto” – una frase ambigua. Pueden estar preguntando quien les dio la autoridad de sanar al hombre cojo, y así es como lo interpreta Pedro (v. 9). Sin embargo, Lucas ya nos ha dicho que la verdadera preocupación del Sanedrín no era que el hombre hubiera sido sanado, sino el hecho de que predicaran que en Jesús está “la resurrección de los muertos” (v. 2). Josefus nos dice que los fariseos creen en la resurrección, pero los saduceos (que constituyen la mayor parte del sacerdocio y el Sanedrín), no.

En lugar de usar la palabra autoridad, el concejo pregunta “¿Con qué potestad, ó en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” En mayor parte de los casos, los litigantes contestarían con el nombre de alguna persona de autoridad que les había permitido sus acciones, o admitirían que actuaron sin autoridad. No obstante, como veremos, la formulación de esta pregunta le da a Pedro una oportunidad maravillosa para hablar de la potestad de Jesús – de la potestad con la que los apóstoles han sido privilegiados (sanar al hombre cojo) al obrar en nombre de Jesús.

En el sermón que dio después de haber sanado al hombre cojo, Pedro primero corrigió la impresión de la multitud de que la potestad de los apóstoles fue lo que sanó al hombre (3:12). Dejó claro que fue porque el hombre “ha confirmado su nombre (Jesús): y la fe que por él es, ha dado á este esta completa sanidad en presencia de todos vosotros” (3:16).

HECHOS 4:8-10: EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO DE NAZARET

8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel: 9Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio hecho á un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado (griego: sesotai – de sozo), 10Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo” (v. 8a). Como siempre, Pedro hace de portavoz para los apóstoles.

Desde el comienzo de este libro hemos oído del Espíritu Santo (1:2). Jesús prometió, “vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos” (1:5) y “recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros” (v. 1:8). Esta promesa se cumplió el Día de Pentecostés, cuando los apóstoles “fueron todos llenos del Espíritu Santo” (2:4). La frecuente mención del Espíritu nos recuerda una y otra vez de que los apóstoles no funcionan por su propia fuerza, sino por la potestad de Dios.

“Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel” (v. 8b). Pedro comienza su discurso respetuosamente, reconociendo al concejo de manera formal. Estos príncipes y ancianos son gente poderosa – gente que tiene el poder de apoyar o romper la joven iglesia que empezaba a surgir – o así parecía.

“Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio hecho á un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado” (sesotai – de sozo) (v. 9). Como se anota arriba, la preocupación del concejo no era el haber sanado al hombre, sino que “anunciasen en Jesús la resurrección de los muertos” (v. 2). Pero hicieron la pregunta de tal manera que Pedro la interpretó como el sanar del hombre. Esto le da la oportunidad de exponer la ironía de la situación – él y los otros apóstoles han sido arrestados por hacer una buena obra – sanar a un hombre que había sido cojo desde su nacimiento.

No como algunas de las controversias anteriores, este sanar no tomó lugar durante el sábado. En este caso, el Sanedrín no tenía ninguna justificación para arrestar a los apóstoles. En la mayoría de los casos, las autoridades honrarían a quienes cumplen una buena obra. Estas autoridades los arrestan.

Pedro presenta la palabra sozo – una palabra con dos significados. Puede significar sanado, pero también puede significar salvado. El hombre cojo fue sanado físicamente, pero esta palabra sozo se utiliza más a menudo en el Nuevo Testamento refiriéndose a una salvación espiritual o escatológica.

“Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano” (v. 10). Ahora Pedro contesta la pregunta del Sanedrín. Querían saber “con qué potestad o en qué nombre” habían actuado. Pedro contesta que actuaron en nombre de Jesucristo de Nazaret. Fue la potestad de Jesús la que sanó al hombre cojo.

Pedro recuerda al concejo de que el hombre que había sido cojo se encuentra entre ellos – prueba delsozo de Jesús – sanar y salvar.

“al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos” (v. 10b). Pedro es culpable de hacer una buena obra, pero el concejo (Sanedrín) es culpable de crucificar al que tenía la capacidad de cumplir el sozo – sanar y salvar.

El hecho de que el hombre sanado está ante ellos demuestra que los apóstoles poseen un poder inusual – pero los apóstoles han dejado claro que su sozo no empieza con ellos, sino que le pertenece a Jesús.

El concejo arrestó a los apóstoles y les mandó aparecer ante el concejo, deseando pronunciarles culpables. Sin embargo, Pedro ha dado la vuelta a las cartas – ha pronunciado culpable al concejo.

Antes, Pedro dijo que estos príncipes actuaron con ignorancia cuando mataron a Jesús (3:17). Pero ahora les confronta con su culpabilidad. Ya no pueden clamar ignorancia.

Aquí hay ironía sobre ironía. Los saduceos, que forman la mayor parte de los sacerdotes, no creen en la resurrección de los muertos – pero Dios resucitó a Jesús de la muerte después de haberle matado ellos. Dios le dio la vuelta a su sentencia – reveló que el concejo actuaba en contra de la voluntad de Dios. Cuando crucificaron a Jesús, pensaron que su muerte sería el final. No obstante, la resurrección de Jesús resultó ser la última palabra.

HECHOS 4:11-12: LA PIEDRA REPROBADA SE HA HECHO CABEZA DEL ÁNGULO

11Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. 12Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos (griego: sothenai – de sozo).

“Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo” (v. 11). Pedro alude a Salmo 118:22 que dice, “La piedra que desecharon los edificadores, ha venido á ser cabeza del ángulo.” En su contexto original, ese salmo era una canción de la victoria de David, quien expresaba gratitud por la salvación de Dios. Había sido rodeado por las naciones – como si estuviera rodeado de una multitud de abejas. Pero “en nombre de Jehová, yo los romperé” (118:12).

Pero Jesús aplicó este mismo versículo a sí mismo (Lucas 20:17; Mateo 21:42; Marcos 12:10), y los cristianos lo aceptaron rápidamente como algo mesiánico (véase también Efesios 2:20; 1 Pedro 2:6).

La frase ‘cabeza del ángulo’ seguramente se refería a una piedra grande que unía la intersección de dos paredes y las apoyaba a las dos. No obstante, cualquiera que sea el significado de la frase, el significado aquí queda claro. Las autoridades religiosas (los edificadores) rechazaron a Jesús, aquél que resultó ser el cimiento de la historia de la salvación.

“Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (v. 12). Este versículo expresa un solo pensamiento de dos maneras diferentes. Primero, que no hay salvación si no es por Jesús. Segundo, el nombre de Jesús es la clave de la salvación.

Anote la referencia al nombre de Jesús. Este procedimiento empezó con la pregunta, “¿Con qué potestad, ó en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? (v. 7). Pedro ya ha dicho que sanó al hombre cojo “en el nombre de Jesucristo de Nazaret” (v. 10). Ahora termina diciendo que la salvación solo depende en la potestad del nombre de Jesús. Nada más sirve.

“en que podamos ser salvos” (v. 12). El griego es en ho dei sothenai hemas. Una traducción literal es “por la cual es necesario que TÚ seas salvado.” Pedro le dice al concejo que deben buscar la salvación en Jesús.

En Pentecostés, Pedro concluyó su sermón diciendo, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (2:38). Aquí no repite eso. Simplemente muestra la culpabilidad de esos miembros del concejo (vv. 10-11) y les dice que es necesario ser salvados por el nombre de Jesús. Esto es una advertencia de que ellos (y su nación) están en peligro si continúan rechazando a Jesús.

Mientras escribo esto, nos encontramos en un año de elección. Muchos están convencidos de que la salvación de nuestra nación (y su bienestar personal) se encuentra en un candidato u otro. Para los verdaderos creyentes, el nombre de su candidato es la salvación y el nombre del candidato opuesto significa el desastre.

Yo no descartaría estas creencias tan bruscamente – he presenciado los efectos de un liderazgo político bueno y malo. Entiendo que un buen liderazgo es esencial. Docenas de naciones en el mundo han quedado destrozadas a causa del mal liderazgo político. Pocas naciones han sido bendecidas con buen liderazgo político – pero, los ciudadanos de estas pocas naciones sí han sido bendecidos por el buen liderazgo que han disfrutado.

Pero he sido decepcionado por líderes políticos demasiadas veces para llegar a ser un verdadero creyente. Políticos demuestran una y otra vez que tienen los pies de barro. Algunos son mejores que otros – mucho mejores en algunos casos – pero ninguno de ellos está sin graves fallos.

Pero lo más que vivo, más pruebas que encuentro de que Jesús es fiel. Le he decepcionado, pero él nunca me ha decepcionado a mí (por lo menos a largo plazo. A veces me he decepcionado por un resultado en particular, pero después entiendo que el Señor tenía mejor plan para mí). Siento confianza al alentar a los demás a seguirle, porque él ha salvado a tantos de una vida desastrosa. Lo he visto. Conozco a estas personas. Yo soy una de ellas. Confió plenamente que la salvación sí se encuentra en el nombre de Jesús.

POSDATA: Según continúa la historia, los miembros del concejo quedarán perplejos por la osadía de Pedro – y por el testimonio del hombre que había sido cojo – entonces se reunirán en privado para tomar una decisión. Mandarán a Pedro y Juan que no vuelvan a hablar o enseñar en nombre de Jesús, pero Pedro y Juan dejarán claro que no tienen ninguna intención de seguir esa orden. El concejo quedará frustrado por la popularidad de los apóstoles con la gente (1:21).

En el siguiente capítulo, leeremos de los apóstoles sanando a muchos en el Pórtico de Salomón (5:12-16) – el mismo lugar donde sanaron al hombre cojo. El concejo encarcelará a los apóstoles, pero Dios les liberará de su prisión. Entonces, el concejo se dará cuenta de que los apóstoles están predicando en el templo de nuevo. Los miembros del concejo admitirán la posibilidad de que este nuevo movimiento es de Dios. El concejo mandará fustigar a los apóstoles, pero los apóstoles regocijarán en su sufrimiento por Cristo y continuarán predicando sin detenerse (5:17-42).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2010, Richard Niell Donovan