Comentario
(Estudio de la Biblia)

Josué 3:7-17

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

COMENTARIO:

EL CONTEXTO:

El contexto para este texto empieza con la llamada de Abram. Yahvé le dijo a Abram, “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, á la tierra que te mostraré; Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:1-3). Así empezó el pacto entre Yahvé y lo que más adelante se llamaría el pueblo de Israel.

Después de que Abram saliera de Harán en Mesopotamia (cientos de millas al este de Palestina), “pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Sichêm, hasta el valle de Moreh: y el Cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová á Abram, y le dijo: A tu simiente daré esta tierra. Y edificó allí un altar á Jehová, que le había aparecido” (Génesis 12:6-7).

La historia que se relata en nuestro texto, entonces, es el muy esperado cumplimiento de la promesa hecha a Abram tantos años antes. Es la historia de Yahvé dándoles “esta tierra” a los descendientes de Abram.

El contexto continúa con la historia del Éxodo – en particular, la historia de los israelitas cruzando el Mar Rojo (Éxodo 14). En esa historia, los israelitas se encontraron atrapados entre el Mar Rojo, aparentemente imposible de cruzar, y el ejército egipcio, aparentemente invencible. Los israelitas acusaron a Moisés de haberles llevado al matadero, pero Moisés dijo, “No temáis; estaos quedos, y ved la salud de Jehová, que él hará hoy con vosotros” (Éxodo 14:13a). El Señor le dijo a Moisés que levantara su vara y estrechara la mano sobre el mar para dividirlo. Cuando Moisés lo hizo, “hizo Jehová que la mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y tornó la mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por medio de la mar en seco, teniendo las aguas como muro á su diestra y á su siniestra” (Éxodo 14:21-22). Cuando los soldados egipcios intentaron seguirles, Yahvé de nuevo mandó a Moisés que estrechara la mano sobre el mar para que las aguas volvieran a su cauce, y los soldados egipcios se ahogaron. El lazo principal entre esta historia y la historia de nuestro texto es que, en ambos casos, Yahvé otorga a su pueblo un poder milagroso – y en ambos casos los israelitas pasan sobre tierra seca – tierra que normalmente sería imposible DE cruzar a causa del agua.

El contexto continúa mientras Yahvé retrasa la promesa que le había hecho a Abram a causa de los pecados de su pueblo – en particular, la falta de fe que demostraron los espías que Israel había enviado, bajo la orden de Yahvé, para espiar la tierra de Canaán. De los doce espías, diez volvieron hablando de una tierra que fluye de leche y miel – pero que estaba habitada por gente fuerte – gente de tal tamaño que hacía a los espías sentirse como saltamontes en comparación (Números 13). No obstante, los otros dos espías, Josué y Caleb, “rompieron sus vestidos; Y hablaron á toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos meterá en esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de aquesta tierra, porque nuestro pan son: su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová: no los temáis” (Números 14:6b-9). Pero la gente se rebeló contra Josué y Caleb (y, por lo tanto, contra Yahvé), entonces Yahvé decretó: “Vosotros á la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano de haceros habitar en ella; exceptuando á Caleb hijo de Jephone, y á Josué hijo de Nun” (Números 14:30). En la historia de nuestro texto vemos como se cumple esa promesa. Josué guía a la gente para cruzar el Jordán y entrar en la Tierra Prometida, y Caleb está ahí para recibir una bendición y una recompensa (14:13).

También nos ayudaría repasar lo que pasó en Josué 1-3 – los eventos anteriores a nuestro texto. En capítulo 1, después de la muerte de Moisés, Yahvé comisionó a Josué para que llevara a la gente a la Tierra Prometida, y una vez más resumió la promesa original (1:1-9). Josué y el pueblo se prepararon para la invasión (1:10-18). De nuevo, enviaron espías a la Tierra Prometida. Esta vez los espías volvieron con un informe positivo, “Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país están desmayados delante de nosotros” (2:24). Los oficiales israelitas mandaron que la gente caminara detrás del arca del pacto, pero a una distancia de dos mil codos – poco más de media milla (un kilómetro). Bajo las órdenes de Josué, los sacerdotes levantaron el arca del pacto y lo llevaron delante de la gente (3:1-6).

Josué 3 y 4 pertenecen juntos. En Josué 4, los doce hombres seleccionados en 3:12 colocarán 12 piedras para conmemorar los eventos de ese día. También, “En aquel día Jehová engrandeció á Josué en ojos de todos Israel: y temiéronle, como habían temido a Moisés, todos los días de su vida” (4:14). Entonces los sacerdotes obedecieron la orden de Josué y salieron del Río Jordán – y tan pronto como sus pies “subieron del medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en seco, las aguas del Jordán se volvieron á su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes” (4:18) – igual que el Mar Rojo volvió a su lugar con la orden de Moisés durante el Éxodo.

Josué 3:7-8: DESDE AQUESTE DÍA YAHVÉ HACE GRANDE Á JOSUÉ

7 Entonces Jehová dijo á Josué: Desde aqueste día comenzaré á hacerte grande delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como fui con Moisés, así seré contigo. 8Tú, pues, mandarás á los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hubiereis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.

“Entonces Jehová dijo á Josué: Desde aqueste día comenzaré á hacerte grande delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como fui con Moisés, así seré contigo” (v. 7). Como se anota arriba, esta exaltación llega a su cénit en el próximo capítulo, cuando “temiéronle” a Josué (4:14).

El propósito de la exaltación de Josué es demostrarle a la gente que Yahvé sigue proporcionando un liderazgo excelente. Este tipo de confirmación era especialmente importante tras la muerte de Moisés, quien había guiado a Israel con tanta energía durante cuarenta años. Esto explica porque son tan importantes los paralelos entre Moisés y Josué. Yahvé demuestra que está con Josué tanto como lo estuvo con Moisés.

“Tú, pues, mandarás á los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hubiereis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán” (v. 8). El arca del pacto es un cofre de madera de acacia tallado de oro. Es de 2.5 codos (45 pulgadas o 114 centímetros) por 1.5 codos (27 pulgadas o 69 centímetros) por 1.5 codos. Contiene las tabletas de los Diez Mandamientos junto con la vara de Aarón y una urna de oro llena de maná. Sobre el arca, dos querubines hacen guardia sobre el propiciatorio – el trono de Dios. El arca es el objeto más sagrado de Israel y simboliza la presencia de Dios.

Yahvé manda a Josué que ordene a los sacerdotes llevar el arca a la orilla del Río Jordán – y que se metan en el río y permanezcan ahí. En el evento paralelo con Moisés hacía muchos años, Yahvé mandó a Moisés estrechar su vara sobre el Mar Rojo. En ese caso, dijo lo que iba a pasar – las aguas del mar se apartarían para permitir cruzar a los israelitas – y después las aguas volverían a su lugar y ahogarían al ejército egipcio – así demostrando a los egipcios que Yahvé, verdaderamente, era Dios (Éxodo 14:15-18).

Aunque Yahvé no parece decirle a Josué lo que pasará cuando los sacerdotes metan los pies en el río, en versículo 13 Josué les explica a los sacerdotes lo que pueden esperar al obedecer.

Josué 3:9-13: ESCUCHAD LAS PALABRAS DE JEHOVÁ VUESTRO DIOS

9Y Josué dijo á los hijos de Israel: Llegaos acá, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios. 10Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al Cananeo, y al Heteo, y al Heveo, y al Pherezeo, y al Gergeseo, y al Amorrheo, y al Jebuseo. 11He aquí, el arca del pacto del Señoreador de toda la tierra pasa el Jordán delante de vosotros. 12Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, de cada tribu uno. 13Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová Señoreador de toda la tierra, fueren asentadas sobre las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se partirán: porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.

“Y Josué dijo á los hijos de Israel: Llegaos acá, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios” (v. 9). Josué reunió a los israelitas y les dijo que las palabras que están a punto de oír de su boca no son suyas, sino de Yahvé. La gente tiene un papel pasivo. Deben escuchar – oír.

“Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al Cananeo, y al Heteo, y al Heveo, y al Pherezeo, y al Gergeseo, y al Amorrheo, y al Jebuseo” (v. 10). Josué se refiere a Yahvé como “el Dios viviente” – en contraste con los dioses de la gente local – dioses fabricados de madera, piedra, y de sus imaginaciones.

Josué menciona siete pueblos. La palabra cananeo a veces se usa de forma general para referirse a todos los habitantes de Cananea, pero en este caso se usa para hablar de un pueblo en particular – los que viven cerca del mar (5:1; Números 13:29). El Imperio Heteo una vez ocupaba todo lo que hoy llamamos Turquía, pero en aquel momento ese imperio se encontraba en decadencia o ya había desparecido. Números 13:29 describe a los heteos viviendo en los montes. Los heveos viven “debajo de Hermón en tierra de Mizpa” (11:3). Los pherezeos viven en el bosque (17:5). No sabemos prácticamente nada de los gergeseos. La palabra Amorrheo, como con los cananeos, a veces se usa de manera general para referirse a toda la gente de la región. En este caso, sin embargo, se usa para referirse a los que viven en los montes (Números 13:29; Deuteronomio 1:7). Los jebuseos ocupan la ciudad de Jebus y sus alrededores. Después de ser conquistada por los israelitas, la ciudad de Jebus pasará a ser Jerusalén.

“He aquí, el arca del pacto del Señoreador de toda la tierra pasa el Jordán delante de vosotros”(v. 11). Josué acaba de mencionar las siete tribus que los israelitas pronto desplazarán. Ahora habla de Yahvé como el “Señoreador de toda la tierra” – el que reina sobre esas siete tribus y más – mucho más.

En el hebreo original, esto dice, “el arca del pacto, el Señor de toda la tierra” – con el arca y el Señor en aposición. Es decir, el arca del pacto y el Señor son iguales (Howard, 127). Puede que ésta sea la intención original, porque el pueblo pensaba del propiciatorio sobre el arca como la morada de Dios.

“Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, de cada tribu uno” (v. 12). Josué no dice el propósito de estos doce hombres, pero en el próximo capítulo cada hombre tomará una piedra del centro del Río Jordán para crear un monumento. Así, cuando sus hijos pregunten acerca del propósito de este monumento, los padres pueden explicar lo que ocurrió allí (4:3-9).

“Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová Señoreador de toda la tierra, fueren asentadas sobre las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se partirán: porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón” (v. 13). Antes, Josué le dijo a la gente, “Santificaos, porque Jehová hará mañana entre vosotros maravillas” (3:5). Ahora explica lo que serán estas maravillas. “Jehová Señoreador de toda la tierra” partirá las aguas del río para que se junten en un gran montón (véase también Éxodo 15:8; Salmo 78:13).

Josué 3:14-17: LAS AGUAS SE PARARON COMO EN UN MONTÓN

14Y aconteció, que partiendo el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, y los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, 15cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, así como los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados á la orilla del agua, (porque el Jordán suele reverter sobre todos sus bordes todo el tiempo de la siega,) 16Las aguas que venían de arriba, se pararon como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Sarethán; y las que descendían á la mar de los llanos, al mar Salado, se acabaron y fueron partidas; y el pueblo pasó en derecho de Jericó. 17Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

Y aconteció, que partiendo el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, y los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto” (v. 14). Ahora llega el momento en que los israelitas obedecen las órdenes de Yahvé y presencian un gran milagro. Los sacerdotes llevan el arca del pacto delante de la procesión y la gente sigue detrás a una distancia de dos mil codos (aproximadamente media milla o un kilómetro) (3:4).

“porque el Jordán suele reverter sobre todos sus bordes todo el tiempo de la siega” (v. 15). Esta es la cosecha de la primavera a finales de la temporada de lluvia – una época cuando el agua del río está en su punto más alto – la temporada de inundaciones. En el próximo capítulo dice “Y el pueblo subió del Jordán el diez del mes primero” (4:19) – esta fecha corresponde a nuestra primavera. Es un detalle importante porque incrementa la maravilla del milagro que está a punto de ocurrir.

“cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, así como los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados á la orilla del agua. Las aguas que venían de arriba, se pararon como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Sarethán; y las que descendían á la mar de los llanos, al mar Salado, se acabaron y fueron partidas” (v. 15b-16a). Cuando los sacerdotes obedecen la orden de Yahvé llevando el arca y entrando en el agua, ocurre el milagro. El agua cesa y se amontona – de la misma manera que en el Mar Rojo “paráronse las corrientes como en un montón” (Éxodo 15:8).

Algunos comentaristas en busca una causa natural que explique el bloqueo de agua, sugieren que un desprendimiento de barro ocurrió río arriba y que esto fue lo que bloqueó la corriente de agua. Aunque fuera posible que Yahvé causara un deslizamiento de barro para parar el agua, buscar una explicación natural para milagros bíblicos nos hace perder de vista que Yahvé hizo pasar algo extraordinario. Yahvé no necesita usar métodos que encajen en nuestras categorías. En mi opinión, abogar por causas naturales para explicar milagros bíblicos es como una esterilización espiritual.

Eruditos creen que Adam era un pueblo cerca del Río Jordán situado varias millas al norte de Jericó. Creen que Sarethán era otro pueblo en el Río Jordán situado algunas millas al norte de Adam. El mar de Arabah (el Mar Muerto) está varias millas corriente abajo del lugar donde los israelitas cruzan el Río Jordán para entrar en la Tierra Prometida.

“y el pueblo pasó en derecho de Jericó” (v. 16b). Igual que los israelitas lograron cruzar el Mar Rojo caminando entre las aguas, aquí también cruzó la gente el Río Jordán para llegar a la Tierra Prometida.

“Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco” (v. 17). La tierra seca se menciona dos veces. El pueblo de Israel cruzó sobre tierra seca, y los sacerdotes se pararon sobre tierra seca. Esta tierra seca se encontraba en medio del Río Jordán. Era como la tierra seca que los israelitas pisaron al cruzar el Mar Rojo (Éxodo 14:22, 29).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2015, Richard Niell Donovan