Comentario

Estudio de la Biblia

Lucas 21:25-36

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

LUCAS 21:5-24. EL CONTEXTO

Estamos tentados a ignorar textos apocalípticos como éste. No solo son difíciles de comprender, pero también nos avergüenzan los excesos de los predicadores apocalípticos de hoy. Sin embargo, debemos reconocer que Jesús habló claramente de la Segunda Venida (también conocida como Paresia), y de otras escrituras del Nuevo Testamento la enfatizan también. El leccionario nos hace un favor, ayudándonos a recobrar esta doctrina importante.

Nuestra lección del Evangelio para esta semana comienza con la predicción de Jesús de la destrucción del templo (vv. 5-6) y la pregunta de los discípulos, “Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar á ser hechas?” (v. 7). Jesús responde hablándoles de guerras y rumores de guerras, terremotos, y pestilencias (vv. 9-11), el arresto de cristianos y las consiguientes oportunidades para proveer testimonio (vv. 12-19), y la destrucción de Jerusalén (vv. 20-24). Entonces vienen las señales cósmicas de vv. 25-26, donde comienza nuestra lección.

Jesús no dice estas cosas para asustarnos, sino para prepararnos. No nos debemos espantar (v. 9), en vez, debemos evitar ir en pos de falsos maestros (v. 8) y aprovechar las oportunidades creadas por el tumulto para dar testimonio (v. 13). No debemos preocuparnos por preparar nuestra defensa, “Porque yo os daré boca y sabiduría, á la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se os opondrán” (v. 15).

Esta escena es muy diferente a la que hoy se proclama demasiadas veces desde púlpitos apocalípticos. No hay un coche que de repente se queda sin conductor a causa del Rapto. Jesús no nos eleva sobre el tumulto y el sufrimiento, sino que nos deja caer en medio de ellos.

El propósito de Jesús no es aislarnos de la incomodidad, sino prepararnos para la redención.

LUCAS 21:25-28. HABRÁ SEÑALES

25Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas: 26Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas. 27Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y majestad grande. 28Y cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención (griego: apolutrosis – a veces utilizado para expresar ‘redimido de esclavitud’) está cerca.

Jesús ha hablado de la destrucción del templo (vv. 5-6) y Jerusalén (vv. 20-24). Ahora enfoca su atención al futuro del mundo entero. La destrucción de Jerusalén se caracteriza por la llegada de ejércitos que traen destrucción (v. 20). La destrucción del templo se caracteriza por la llegada del Hijo del Hombre que trae redención (v. 27). Ambos eventos serán cataclismitos, pero la destrucción de Jerusalén será catastrófica, mientras que la venida del Hijo del Hombre será redentora.

La venida del Hijo del Hombre es anunciada en Daniel 7:13-14. Ese capítulo describe la visión de Daniel, donde bestias terribles hacían cosas terribles. Después, el Anciano de Grande Edad (Dios) tomó juicio, destruyó las bestias, y fue acompañado por “un hijo de hombre” (la traducción en la NRSV “uno como ser humano” es desafortunada) – una figura humana en contraste con las anteriores imágenes de bestias. A este “hijo de hombre” se le concede el “dominio eterno,” y “que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los señoríos le servirán y obedecerán” (Daniel 7:27). La imagen es de un mundo restaurado según la intención de Dios – un final de caos y de maldad – un comienzo de paz y justicia.

“Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de las ondas” (v. 25). Cuando Jesús predijo la destrucción del templo, los discípulos preguntaron, “Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar á ser hechas?” (v. 7). Después Jesús habló de guerras y terremotos y hambres y pestilencias y grandes señales del cielo y persecución (vv. 11-12). Esas señales señalarían a la destrucción del templo. Ahora, en versículo 25, Jesús habla de señales que señalan a la venida del Hijo del Hombre – señales cósmicas que incluyen el sol y la luna y las estrellas.

Jesús describe una escena muy parecida a la que se encuentra en el libro de Daniel. La venida del Hijo del Hombre parecerá catastrófica (vv. 25-26) – y Jesús quiere decir que será catastrófica para los no creyentes – pero que traerá redención a los creyentes (v. 28). La imagen es del nacimiento de un nuevo mundo – de toda la creación en su obra. Sin embargo, esa obra dará luz a un maravilloso mundo nuevo donde la maldad terminará – donde la creación será restaurada según el diseño de Dios. Por eso es un tiempo de esperanza – de ansiosa anticipación – de alegría.

“Secándose (griego: apopsuchonton – desmayarse o morir) los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas” (v. 26). El temor será tan intenso que la gente se desmayará. La palabraapopsuchonton también puede significar morir, por eso, parece probable que algunos se murieran de miedo literalmente.

“Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y majestad grande. Y cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca” (vv. 27-28). La sorpresa aquí es que las señales no solo apuntan a la destrucción inminente, sino también a la venida del Hijo del Hombre – a la redención. Gardner Taylor, el gran predicador afro-americano, tenía un sermón sobre este texto que concluía gritando, “¡Mirad hacia arriba! ¡Mirad hacia arriba!” Después pausaba y, suavizando su voz, procedía de forma muy deliberada: “Para vuestra redención – ¡acercaos!” ¡Grandes palabras para una congregación afro-americana que ha sufrido más tumulto de lo debido! ¡Grandes palabras para todos!

“Y cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca” (28).  El lenguaje de Jesús nos parece extraño pero para sus discípulos, que conocen las escrituras hebreas, ése no sería el caso. Mire estos ejemplos (véase también Isaías 13:10; Ezequiel 32:7; Joel 2:10; Haggai 2:6).

• “Bramaron las gentes, titubearon los reinos; Dio él su voz, derritióse la tierra” (Salmo 46:6).

• “Tú tienes dominio sobre la bravura de la mar: Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas” (Salmo 89:9).

• “Quebrantárase del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida” (Isaías 24:19).

• “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo” (Joel 2:30).

Tal lenguaje es poético. No hemos de esperar poder asociarlo con eventos específicos, en vez, debemos oír la gran promesa que Dios interviene decisivamente en nuestra historia. No es una amenaza, sino una promesa.

LUCAS 21:29-33. Y DÍJOLES UNA PARÁBOLA

29Y díjoles una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles: 30Cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca. 31Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el reino de Dios. 32De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo sea hecho. 33El cielo y la tierra pasarán; mas mis palabras no pasarán.

“Mirad la higuera y todos los árboles: Cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca” (vv. 29-30). Brotes en los árboles nos dicen que el verano se acerca. Jesús acaba de describir el gran tumulto cósmico. Ahora, pasa a una imagen mucho más conocida. Todos hemos visto brotes en los árboles, y sabemos que indican la llegada del verano. De la misma manera, cuando vemos estas grandes señales cósmicas, podemos estar seguros “que está cerca el reino de Dios” (v. 31).

La venida del reino de Dios es algo que debemos anticipar con alegría en vez de temor. Jesús nos enseñó a rezar, “Venga tu reino” (11:2). Esta oración es para que Jesús venga de nuevo y establezca plenamente el reino de Dios, el cual es solo una realidad parcial en nuestro mundo actual. La venida del reino será un tiempo cuando los males serán corregidos y el pueblo de Dios será redimido de las cosas que le hace sufrir. La venida del reino, sin embargo, será un tiempo tumultuoso.

“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo sea hecho” (v. 32). Este versículo es difícil porque muchas generaciones han pasado y aún seguimos esperando. Eruditos proponen gran número de explicaciones posibles:

– Algunos (Culpepper, 409; véase también Nolland) piensan que Jesús (y Lucas) creían que el final vendría rápidamente – durante su generación. Sin embargo, Lucas escribió este Evangelio tres décadas después de la muerte y resurrección de Jesús, cuando gente de la generación de Jesús ya estaba muriendo. No parece probable que incluyera este versículo si lo conectara con la generación inmediata de Jesús. También, anote que los Evangelios de Mateo y de Marcos ambos concluyen con la parábola de la higuera, por lo tanto: “Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32; véase también Mateo 24:36). En la Encarnación, Jesús aceptó ciertas limitaciones humanas. La sabiduría de esa fecha u hora es una de esas limitaciones.

• Estas diferencias entre eruditos dejan claro que cualquier interpretación de “esta generación” es, en mayor parte, tentativa. Sin embargo, también está claro que este asunto no es el énfasis central de este texto. Por lo tanto, haríamos bien en no darle más atención de la necesaria al predicar sobre él.

“El cielo y la tierra pasarán; mas mis palabras no pasarán” (v. 33). Las palabras de Jesús, que asombraron a los maestros del templo cuando aún era niño (2:46-47) y a la congregación de la sinagoga cuando habló con tal autoridad (4:31-32), continúan siendo autoritarias.

• Dos mil años después de la muerte de Jesús, gente aún hace grandes obras obedeciendo las palabras de Jesús.

• Día tras día, los más inesperados encuentran que su vida es transformada por las palabras de Jesús.

• Ha caído imperio malvado tras imperio malvado, pero el sol nunca se pone sobre la proclamación de Jesús.

• Gobiernos represivos persiguen cristianos y destruyen iglesias, pero son incapaces de impedir que gente proclame las palabras de Jesús.

• Podríamos escoger cualquier día de la semana y estar seguros de que más gente oiría las palabras de Jesús por primera vez ese día que las oyeron durante la vida de Jesús.

• Las palabras de Jesús no desaparecen al pasar, en vez, siguen cobrando fuerza. Podemos estar seguros que si las palabras de Jesús duran otros dos mil años, los corazones de ese día estarán llenos de las palabras de Jesús.

LUCAS 21:34-36. Y MIRAD POR VOSOTROS

34Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería (griego:kraipale) y embriaguez (griego: methe), y de los cuidados de esta vida (griego: merimnais biotikais), y venga de repente sobre vosotros aquel día. 35Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. 36Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.

¡Ahora llegamos al punto! “Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra” (vv. 34-35). Jesús nos ha instruido en cuanto a las señales que debemos esperar, y nos ha explicado el significado de esas señales. Ahora, nos advierte que debemos estar preparados. Es como si Jesús nos estuviera preparando para estar alertas para cuando llegue algo maravilloso, como la llegada del novio (Mateo 25:1-13). Ése será un tiempo de gran alegría para los que están preparados y alertas, pero esperar puede ser aburrido. ¿Quién puede mantenerse despierto hora tras hora, mirando a la oscuridad? ¿Cuál es el daño si nos dormimos de vez en cuando? La respuesta es que la falta de preparación puede llevarnos al desastre.

Jesús menciona tres Comprometedores de Preparación (v. 34):

• Glotonería
• Embriaguez
• Las preocupaciones de esta vida

El primer comprometedor es glotonería. La palabra griega, kraipale, se utilizaba comúnmente para referirse a la nausea que sigue la embriaguez (Culpepper, 409, citando a Robertson, World Pictures in the New Testament, Vol. 2). Mi diccionario define glotonería como “satisfacción de placeres extravagantes, inmoderados, y libertinos,” que concuerda con el significado de la palabra griega. Anote cuanto tiene en común con el segundo Comprometedor, embriaguez.

Sin embargo, mi diccionario también define glotonería como “proceso en el cual se usa o se pierde mucha energía sin el cumplimiento de trabajo útil.” De nuevo, esto concuerda con embriaguez, una condición en la que se desperdician energía y recursos sin ningún propósito útil. Glotonería es lo opuesto de servir, que trata de hacer el máximo de los recursos dados por Dios. Glotonería desperdicia tiempo, dinero, relaciones, y vidas.

El segundo gran Comprometedor, embriaguez, generalmente asociado con el alcohol, aplica también a los efectos intoxicantes de otras drogas. ¿Es estirar demasiado este punto al decir que algunas personas también se intoxican de poder – ambición – conquista sexual?

La embriaguez aplana nuestras inhibiciones y nuestro juicio y reduce nuestra capacidad mental y física. ¿Cómo podemos estar alertas si estamos embriagados?

Si glotonería es lo opuesto de servicio, el tercer Comprometedor, la preocupación, es lo opuesto de fe. Como glotonería, preocupación consume energía sin cumplir nada. Estamos tan cansados después de un día de preocupación como después de un día de trabajo – pero el trabajo nos deja con un sentimiento de logro mientras que la preocupación solo nos deja con la tensión alta. La preocupación también paraliza, haciendo difícil que respondamos de manera apropiada cuando vemos que el peligro se acerca.

Unos cuantos miembros de nuestra congregación tienen problemas con glotonería y embriaguez, pero muchos tienen problemas con “las preocupaciones de esta vida.” Éste es un tema posible para un sermón sobre este texto. Gente sentada en los bancos de la iglesia se sorprenderá al saber que Jesús pone preocupación en el mismo grupo con glotonería y embriaguez. Preocupación parece leve en comparación, pero mata nuestros espíritus y nuestra fe. Preocupación afecta a más cristianos que la glotonería y la embriaguez juntos.

“Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre” (v. 36). Jesús nos pide que estemos alertas y que oremos. El orar nos ayuda a evitar la glotonería, la embriaguez, y la ansiedad. Orar nos mantendrá abiertos y listos para recibir las bendiciones de Dios, y dirigirá nuestra energía espiritual para cumplir la voluntad de Dios.

Para los que están en Cristo, este texto no es uno de abatimiento ni sentencia. Es una llamada para prepararnos y para permanecer preparados, porque nuestra redención se acerca (v. 28). Para cristianos, estos eventos cósmicos “significarán que sus días de sufrimiento pronto terminarán” (Hendricksen, 941).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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