Comentario
Estudio de la Biblia

Mateo 5:13-20

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

MATEO 5:13: SOIS LA SAL DE LA TIERRA

13Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.

“Vosotros sois la sal de la tierra” (v. 13a). “Aquí el ‘vosotros’ es enfático, ambos por la selección de la palabra… y por su posición” (Boring, 181). Separa los oyentes de los demás (escribas, fariseos, etcétera), quienes no son la sal de la tierra. Este ‘vosotros’ también es plural y, por lo tanto, describe la iglesia.

Personas le dan valor a la sal. No solo se usa para sazonar, pero también para preservar comida. Como unos lentes, su utilidad supera su tamaño. La sal no es cara pero si lo fuera, aún la necesitaríamos – no solo para sazonar o preservar comida, pero también para mantener la vida.

La sal, entonces, es la metáfora perfecta para el pueblo de Dios:

• Tenemos la responsabilidad de transformar el entorno en el que nos encontramos, así como la sal transforma los alimentos.

• A menudo somos pocos en número, pero no importa. Del mismo modo que unos pocos granos de sal pueden hacer una gran diferencia en la comida, también algunos cristianos fieles pueden hacer una gran diferencia en el mundo.

“y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada?” (v. 13b). Jesús nos advierte que no nos pongamos demasiado cómodos. Si la sal pierde su sabor, ya no vale nada. Sal no puede cambiar su estructura química, pero al ser alterada, pierde su sabor y valor.

MATEO 5:14-16: SOIS LA LUZ DEL MUNDO

14Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa. 16Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.

“Vosotros sois la luz del mundo” (v. 14a). La luz es una metáfora conocida en la escritura:

• Salmo 36:9 dice de Dios, “En tu luz vemos la luz.”

• Salmo 119:105 dice de las escrituras, “Lámpara es á mis pies tu palabra, Y lumbrera á mi camino.”

• Isaías 42:6 le comunicó a Israel que Dios pretendía que ellos fueran, “luz de las gentes,” es decir, de todo el mundo.

• Jesús adoptó la metáfora para si mismo en Juan 9:5, diciendo, “Entre tanto que estuviere en el mundo, luz soy del mundo.”

• Aquí, Jesús les dice a sus discípulos, “sois la luz del mundo.” El tiempo de Jesús en la tierra era limitado, y encarga a sus discípulos de iluminar el mundo a través del testimonio de sus buenas obras (v. 16).

Nuestra luz viene de nuestra relación con Cristo. Nuestra luz no es nuestra, sino el reflejo de la luz de Jesús.

“Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa” (v. 15). Pero si no debemos buscar nuestra propia gloria, tampoco debemos ser invisibles. Una ciudad es ubicada sobre una colina donde se pueda ver. Una lámpara se pone sobre una mesa donde pueda alumbrar la casa.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos” (v. 16). Como lámparas, discípulos tienen un propósito. Debemos vivir de una manera que nuestras buenas obras glorifiquen a Dios.

Buenas obras concuerdan con el principio del amor cristiano. Si nos amamos uno a otro, nuestro amor se manifestará en obras de caridad. Tales obras son muy efectivas para glorificar a Dios. Los que rechazan la iglesia y sus enseñanzas no pueden desechar fácilmente el testimonio de aquéllos dedicados a servir a otros. Servicio, acompañado de sacrificio, acerca a la gente más a Cristo. Madre Teresa es el ejemplo perfecto, pero toda comunidad tiene sus santos dedicados a servir silenciosa y poderosamente a los necesitados. Ellos, de verdad, son la luz del mundo.

Cristo pretende que cada uno de nosotros sea una luz – unos más pequeños o más grandes que otros, pero todos brillando – ¡mil puntos de luz – un millón de puntos – un billón! Si cada cristiano encendiera su luz, el mundo sería muy diferente.

MATEO 5:17-20: HE VENIDO Á CUMPLIR LA LEY

17No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir. 18Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.19De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.20Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

“No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas” (v. 17a). Éste es un pasaje difícil, porque la enseñanza de Jesús sobre la ley parece estar en conflicto con su observación de la ley en otros lugares. Aquí, defiende la ley en detalle. En otros lugares, defendió sus discípulos por segar espigas en el sábado (12:1-6). Sanó gente en el sábado (12:10-13). Defendió sus discípulos cuando no obedecieron el rito de lavarse las manos (15:1-9). Aún así, en este pasaje parece que Jesús pide una observación meticulosa de la ley.

En la época de Jesús, los judíos estaban sujetos no solo a la ley del Tora, sino también al Mishnah (un comentario del Tora) y el Talmud (un comentario del Mishnah). Estos comentarios consistían de miles de reglas que delineaban el comportamiento aceptado y no aceptado por el Tora. Por ejemplo, el significado de lo que constituye el trabajo. Cargar con un peso era trabajo, pero eso necesitaba clarificación.

“no he venido para abrogar, sino á cumplir” (v. 17b). Jesús dijo que no vino a suprimir la ley y los profetas, sino para cumplirlas. ¿Qué significa eso?

Quizá, una metáfora adecuada sería la de un violinista que visita la orquesta de una escuela secundaria. Los estudiantes se encuentran aprendiendo las reglas de la música. Por mucho que aprendan estas reglas, la música que producen aún es de principiantes. El violinista, por otro lado, hace mucho tiempo que ya incorporó estas reglas a su talento. Por lo tanto, el violinista es libre para dejarse guiar por el espíritu de la música en vez de pensar en reglas. La comprensión más madura que tiene de la música le permite seguirla y producirla con belleza. Al observar al violinista, los estudiantes aprenden mucho más de música de lo que podrían aprender solo por el estudio de las reglas.

El pueblo judío se fijaba en la ley, pero su observación de la ley no era perfecta. A menudo, observaban las reglas sin pensar en su espíritu. Jesús, la encarnación de la Palabra de Dios, incorporaba la ley perfectamente, cumpliendo con su más profundo significado. Cuando le observamos, aprendemos mucho de la unión con Dios y de la voluntad de Dios que nunca podríamos aprender solo a través de la ley. Así es como Jesús cumple la ley y los profetas.

“Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas” (v. 18). En este contexto, la frase “cielo y tierra” significa la totalidad de la creación.

“hasta que todas las cosas sean hechas” (v. 18b). ¿Cuándo será esto?

• Hasta el fin del mundo.

• Hasta que la muerte y resurrección de Jesús hagan llegar una nueva era (Senior, 75).

“De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (v. 19). Jesús no nos da la opción de luchar solo por un mandamiento en particular mientras ignoramos otros.

“muy pequeño será llamado en el reino de los cielos” (v. 19b). Otros pasajes que sugieren la existencia de rangos en el cielo son 11:11; 18:1, 4; 20:21.

“Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (v. 20). Los escribas están orgullosos de su capacidad de interpretar la ley correctamente, y los fariseos están orgullosos de guardar la ley en todo su detalle. Ellos representan el establecimiento religioso de Israel. Jesús retó su autoridad y se convirtieron en enemigos mortales.

Hay varios problemas con fariseos y escribas. Buscan para ellos mismos la gloria que le pertenece a Dios (6:2, 5). Honran a Dios con los labios, pero sus corazones están lejos de él (15:8). Enseñan preceptos humanos como si fueran doctrinas (15:9; 23:16-22). Fallan en observar los asuntos más importantes de la ley (23:23). Aunque por fuera sean presentables, por dentro “están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad” (23:25-28). Jesús les llama hipócritas en varias ocasiones (6:5, 16; 15:7; 22:18; 23:13-29).

Pero no es fácil evitar los pecados de los fariseos. Cuando leemos de ellos, estamos tentados a rezar, “Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres” (Lucas 18:11). Cuando esto ocurre, adoptamos su orgullo espiritual.

Versículos 17-20 llevan a la antítesis que prosigue en versículos 21-48, y nos dan un último indicio de la declaración de Jesús que él cumple con la ley y los profetas. En versículo 20, Jesús exige que nuestra justicia supere la de los escribas y fariseos, exigiéndonos mucho más de lo que cualquiera hubiera pedido antes. En versículos 21-48, Jesús elabora y lleva más allá enseñanzas sobre ira, adulterio, divorcio, promesas, retaliación y amor. Lo que exigen estas enseñanzas nos parece tan abrumador que apenas podemos leerlas. Quizá estas enseñanzas son la manera en que Jesús nos hace reconocer lo mucho que necesitamos la gracia de Dios.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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