PASAJE BÍBLICO

Nehemías 8:1-3, 5-6, 8-10

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Estos eventos toman lugar aproximadamente un siglo después de que los judíos exiliados pudieran regresar de Babilonia a Jerusalén tras un largo exilio. La vida no había sido fácil. El pueblo había sufrido en manos de vecinos hostiles y cosechas fallidas. Aunque lograron reconstruir el templo, su nuevo templo no se comparaba con el de Salomón – el templo destruido por los babilónicos cuando saquearon Jerusalén.

Como gobernador, Nehemías (5:14; 8:9), ha supervisado la reconstrucción de los muros que rodean la ciudad (6:15-19) y que protegen sus habitantes de vecinos hostiles (4:1-23). También demostró una excelente capacidad de liderazgo ante los males sociales que existían en su comunidad (5:1-18).

Sin embargo, la dificultad de la situación ha traído desilusión y cansancio espiritual. Ahora, Esdras, sacerdote y escriba (v. 9), viene ante la multitud reunida para leer las santas escrituras. Esdras, que puede trazar su linaje a Aarón, el primer sacerdote, tiene credenciales impecables (Esdras 7:1-5). Más importantemente, él es “el cual era escriba diligente en la ley de Moisés, …la mano de Jehová su Dios sobre él” (Esdras 7:6).

VERSÍCULOS 7:73b – 8:1-3: Y DIJERON Á ESDRAS QUE TRAJESE EL LIBRO DE LA LEY

7:73bY venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades. 8:1Y juntose todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron á Esdras el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual mandó Jehová á Israel. 2Y Esdras el sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres, y de todo entendido para escuchar, el primer día del mes séptimo. 3Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el medio día, en presencia de hombres y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.

“Y venido el mes séptimo” (v. 7:73b). Las murallas de Jerusalén se terminaron el día 27 de Elul – el séptimo mes – pocos días antes de esta asamblea.

Ley judía pide la observación de un día de descanso el primer día del séptimo mes – el mes de Tishri (Levítico 23:23; Números 29:1). Este día han de hacerse ofrendas al Señor (Levítico 23:25; Números 29:2-6). Es el día que judíos modernos observan como Rosh Hashanah, el Año Nuevo Judío, y se observa a finales de septiembre o principios de octubre.

“los hijos de Israel estaban en sus ciudades” (v. 7:73c). Las murallas de la ciudad dan a la gente un sentido de seguridad que no habían tenido hasta ese momento. El pueblo comienza a sentirse asentado.

“Y juntose todo el pueblo como un solo hombre” (v. 1a). Se unieron como un solo hombre – hoy diríamos algo como “una sola mente.” Aquí existe unidad – no división – no hay distensión.

No sabemos cómo supieron que debían reunirse en este lugar. El texto no dice que Esdras o Nehemías reunieran al pueblo, pero es probable que lo hicieran. Reunir una gran asamblea de gente requiere algún tipo de notificación previa. De otra manera, la gente no se habría dado cuenta de la reunión y no hubiera venido.

“en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas” (v. 1b). Tienen un templo, pero deciden reunirse en la plaza ante la puerta de las Aguas – seguramente para asegurar el acceso de todos (v. 2a) en vez de limitar la participación a solo los hombres.

Aunque hay preguntas acerca de la localidad de la puerta de las Aguas, seguramente se ubica en la muralla del este, cerca del punto sudeste de la ciudad – donde el Valle de Hinnom (al sur de la ciudad) se une con el Valle de Kidrón (al este de la ciudad). Su nombre sugiere que ofrece acceso al Arroyo de Gihón en el lado este de la ciudad – una fuente de agua vital para la vida de la ciudad.

“y dijeron á Esdras el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual mandó Jehová á Israel.” (v. 1c). No fue Nehemías el que le dijo a Esdras que trajera el libro de la ley, sino el pueblo. El pueblo se encuentra espiritualmente hambriento. Anhela oír la palabra del Señor.

“Y Esdras el sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres, y de todo entendido para escuchar” (v. 2a). Nadie es excluido de esta asamblea. Hay hombres – y mujeres – y “de todo entendido para escuchar,” supuestamente, niños capaces de comprender, por lo menos en parte. Un niño no necesitaba comprender todo para darse cuenta de que ésta era una asamblea importante – una empresa santa. Aún adultos solo logran entender la Biblia y los sermones en parte.

“el primer día del mes séptimo” (v. 2b). Véase arriba versículo 7:73b.

“Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el medio día, en presencia de hombres y mujeres y entendidos” (v. 3a). Aunque Esdras seguramente leía del Pentateuco, no podría leer todo en voz alta en estas pocas horas. No sabemos qué partes seleccionó, pero sí sabemos que se interpretó la lectura (vv. 7-8).

“y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley” (v. 3b). Nosotros a quienes nos cuesta mantener la atención durante un sermón de veinte minutos, a penas podemos imaginar cómo esta gente podría prestar atención a la lectura del Pentateuco durante varias horas. Esta gente, sin embargo, estaba acostumbrada a escuchar, porque era la única manera que podían aprenderse las escrituras. Antes de ser inventada la imprenta, la gente no tenía su copia personal de las escrituras. La mayoría de la gente no podía leer ni escribir. Podemos estar seguros de que se daban cuenta del significado de esta asamblea.

También, su hambre espiritual les ayuda a escuchar. Entregan todo su corazón con el deseo de oír la palabra de Dios – están atentos para poder renovar su herencia espiritual.

VERSÍCULOS 4a, 5-6, 8: Y LEÍAN EN EL LIBRO DE LA LEY DE DIOS

4aY Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello….

5Abrió pues Esdras el libro (hebreo: seper) á ojos de todo el pueblo, (porque estaba más alto que todo el pueblo); y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. 6Bendijo entonces Esdras á Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén! (hebreo: ‘amen, ‘amen) alzando sus manos; y humilláronse, y adoraron á Jehová inclinados á tierra…

8Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

“Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello” (v. 4a). La plataforma debe ser grande, porque a Esdras le acompañan trece hombres – seis a su derecha y siete a su izquierda (v. 4b). La plataforma está elevada para que todos puedan ver y oír (v. 5).

El leccionario omite versículo 4 por la inclusión de los trece nombres en versículo 4b. Quizá sería mejor incluir versículo 4a en la lectura y omitir versículo 4b.

“Abrió pues Esdras el libro (seper) á ojos de todo el pueblo, (porque estaba más alto que todo el pueblo)” (v. 5a). Un seper puede ser cualquier tipo de documento escrito – una carta, un pergamino enrollado, o un documento legal. En este caso, es casi seguro que Esdras abre un pergamino – seguramente varios de ellos.

“y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento” (v. 5b). Esdras se puso de pie para leer las escrituras. Como señal de reverencia, la gente también se pone de pie para oírlas. Nos hace pensar que todos están de pie durante toda la lectura – varias horas.

“Bendijo entonces Esdras á Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén!(‘amen, ‘amen) alzando sus manos; y humilláronse, y adoraron á Jehová inclinados á tierra” (v. 6).

Hay tres muestras de reverencia en este versículo:

• La primera es la bendición del Señor por parte de Esdras y la respuesta del pueblo (“¡Amen, Amen!”). “amen… es una afirmación de la verdad o de los propósitos de Dios… A menudo se pronuncia como una respuesta de alabanza y agradecimiento hacia Dios” (Renn, 31).

• La segunda muestra es el alzar las manos, un reconocimiento de su necesidad espiritual y su dependencia en el Señor.

• La tercera es la humillación (inclinar la cabeza) y el adorar a Dios con el rostro inclinado hacia la tierra, reconociendo su servidumbre ante el Señor y su sumisión ante su palabra y voluntad.

Versículo 7 se omite de la lectura del leccionario porque incluye los trece nombres de los hombres levitas que ayudaron al pueblo a comprender la lectura de la ley. No obstante, dice que estos levitas “hacían entender al pueblo la ley: y el pueblo estaba en su lugar.” Esto sugiere que los levitas circulaban por la multitud ayudando a los que no podían mantener la atención o que necesitaban ayuda para comprender.

“Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura” (v. 8). Antes, el texto dijo que Esdras leyó las escrituras (v. 3), pero versículo 7 dice que los trece levitas “hacían entender al pueblo la ley.” Ahora, este versículo dice que ellos “leían en el libro,” y repite que eran ellos los que “ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” Claramente, esto no se trata del esfuerzo de un solo hombre, sino de un esfuerzo común por parte de Esdras y otros líderes espirituales de la comunidad para ayudar a la gente a comprender las escrituras – a entender la voluntad de Dios – y a entender su propia responsabilidad en relación al Señor.

Parte de la necesidad de interpretación seguramente tiene que ver con las dificultades del idioma. Las escrituras estaban escritas en hebreo, pero en este tiempo muchos habían adoptado el arameo (una lengua semítica relacionada) para sus conversaciones diarias.

Pero a menudo las escrituras son demasiado complejas y están demasiado enraizadas en un tiempo en particular y, por lo tanto, requieren explicación aún cuando el idioma no tiene nada que ver con la comprensión. La gente necesita saber lo que significaban las escrituras al momento de ser escritas – y cómo se aplican a sus propias vidas, que toman lugar en un tiempo y lugar diferente. Esta era la responsabilidad de los líderes judíos, y es hoy la responsabilidad del pastor a través de la homilía.

VERSÍCULOS 9-10: DÍA SANTO ES. NO OS ENTRISTEZCÁIS.

9Y Nehemías el Tirsatha, y el sacerdote Esdras, escriba, y los Levitas que hacían entender al pueblo, dijeron á todo el pueblo: Día santo es á Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. 10Díjoles luego: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones á los que no tienen prevenido; porque día santo es á nuestro Señor: y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.

“Y Nehemías el Tirsatha, y el sacerdote Esdras, escriba, y los Levitas que hacían entender al pueblo, dijeron á todo el pueblo: Día santo es á Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley” (v. 9). Esta es la primera vez que oímos de Nehemías, el gobernador, en este capítulo. Ha sido un gran líder, pero su especialidad es el liderazgo civil y no el espiritual. Esdras, el sacerdote, es la figura clave en este capítulo.

El texto no nos dice por qué el pueblo lloraba, solo nos dice lo que hizo:

• Seguramente lloraban, en parte, porque la lectura de la ley les reveló sus deficiencias ante la ley – es decir, les condenó por sus pecados.

• Esta lectura de la ley seguramente incluía recuerdos de su historia – una historia anteriormente más gloriosa que su situación actual. Lloraban por lo que habían perdido – y en el exilio habían perdido todo. Su regreso del exilio ha sido difícil, y han recuperado solo parte de lo que perdieron cuando los babilónicos destruyeron Jerusalén y les forzaron a vivir en cautiverio.

• Pero seguramente también se trata de lágrimas de alegría – alegría al oír las escrituras de nuevo – alegría porque tienen un templo y una ciudad con murallas – alegría por sentirse “unidos” de nuevo como pueblo.

Cualquiera que sean sus razones por el llanto, sus líderes dejan claro que tristeza y lamentación no son apropiadas para esta ocasión. Es un día sagrado – un día cuando el Señor está con ellos – un día en que pueden empezar a reconstruir su herencia espiritual. La respuesta apropiada para un día así es la alegría, no la tristeza.

“Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones á los que no tienen prevenido” (v. 10a). Como se anota arriba en los comentarios para versículo 7:73b, la gente no debe trabajar este día, en vez, debe hacer ofrendas al Señor – ofrendas quemadas, ofrendas de grano y de bebidas (Números 29:2-6; véase también Levítico 23:25). Aunque porciones de esas ofrendas han de ser quemadas como ofrendas al Señor y otras han de ser para apoyar a los levitas, una parte significante de las ofrendas debe ser consumida por los que hacen los sacrificios. Entonces, es un día de celebración, no de ayuno – un día de celebración y de conversaciones amenas. Se parecería algo a una comida o barbacoa de los miembros de una iglesia actual – un tiempo para relajarse y comer buena comida y disfrutar de buena compañía.

Por eso, han de “comed grosuras” – la mejor parte de la carne – como la carne de res que hoy se aprecia. Han de “bebed vino dulce” – no el vino menos deseable que se solía poner en la mesa a diario.

Y han de compartir su comida con vecinos menos afortunados que ellos, los que no tienen nada para comer o beber. No solo han de alegrarse ellos mismos, pero han de hacer lo mejor posible para asegurar que todos tengan razón para estar alegres en este día tan especial.

“porque día santo es á nuestro Señor: y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza” (v. 10b). Estas son las razones por las que sentirse agradecidos:

• Primero “día santo es á nuestro Señor.” Esto nos dice que el día no solo se debe considerar sagrado por parte del pueblo, pero que también es contado como sagrado por el Señor. Es el Señor el que ha ordenado que la gente descanse en lugar de trabajar este día. Es el Señor el que ha dictado sus acciones en este día sagrado – comer, beber, rememorar, descansar, y compartir – acciones que se aproximan a la alegría más que a la tristeza.

• Segundo, “el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.” Una persona desanimada y desesperada es una persona débil – no hay fuerza en la desesperación. Pero el optimismo y la alegría no solo dan la impresión de fuerza, pero también pueden aumentar la fuerza dentro de la persona optimista y alegre. Anna captura un poco de esta realidad en “El rey y yo” cuando canta, “Silbo una canción alegre // Y cada vez // La alegría en la canción // Me convence de que no tengo miedo.”

Pero esta gente tiene más que un “silbido en la oscuridad” para darle fuerza. La fundación sobre la cual se construye su alegría es el Señor – el amor del Señor – la gracia del Señor – su historia con Dios que les ha demostrado una y otra vez que el Señor les puede salvar de amenazas aparentemente insuperables – y el pacto con Dios que une a Dios e Israel.

El Señor les ha llamado a pasar este día sagrado descansando, recordando su herencia espiritual, comiendo buena comida, bebiendo buen vino, y disfrutando de la compañía de los demás. Es un día para estar alegre – y su experiencia este día les dará fuerza.

POSDATA: El alcance de la lectura de la escritura es limitado por necesidad, ya que gente hoy día no está preparada para escuchar la escritura leída durante horas seguidas, como lo estaba en los tiempos de Esdras.

No obstante, el pastor debe entender que hay más en este día sagrado de lo que cubre nuestra lectura del leccionario. El pueblo ha de seguir y celebrar el Festival de Tabernáculos (8:13-18). Debe hacer una larga confesión, en la que recuerdan la lealtad del Señor y la falta de lealtad de sus antepasados (9:1-37). Sus líderes (nombrados en 10:1-26) entonces firman un convenio en el que prometen que “andarían en la ley de Dios” (10:28; Véase también el resto de capítulo 10). Es decir, hacen que este día sagrado sea aún más sagrado a través de la promesa de fidelidad hacia el Señor.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

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Copyright 2010, Richard Niell Donovan