PASAJE BÍBLICO

Romanos 4:1-5, 13-17

RECURSOS PARA PREDICAR

Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

 

EXÉGESIS:

ROMANOS 4:1-5:

1¿Qué, pues, diremos que halló Abrahán nuestro padre según la carne? 2Que si Abrahán fue justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abrahán á Dios, y le fue atribuido (griego: elogisthe – de logizomai) á justicia. 4Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. 5Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.

“¿Qué, pues, diremos que halló Abrahán?” (v. 1). La pregunta de Pablo ‘¿qué, pues?’ liga capítulo 4 con lo que Pablo dijo en los primeros tres capítulos en los que estableció:

• la realidad de la culpabilidad humana (1:18-32);
• el justo juicio de Dios (2:1-16);
• la relación de los judíos a la ley (2:17 – 3-8);
• el hecho de que nadie es justo (3:9-20);
• y el hecho de que justicia solo es posible a través de fe (3:21-31).

Ahora, para demostrar que lo que dice no es ninguna innovación, Pablo utiliza a Abrahán, el gran padre del judaísmo, como ejemplo de lo que dice.

Lo que Pablo dice en Romanos acerca del pecado y la gracia se contrapone a la creencia tradicional judía de Abrahán, en parte por Génesis 26:4-5, donde Dios le prometió a Isaac una bendición: “Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.” En Romanos 4, Pablo busca demostrar que no fueron las obras de Abrahán las que le hicieron justo ante Dios, sino su fe. Al hacer esto, “Pablo asaltaba la misma sede del judaísmo tradicional. Al demostrar que Abrahán no fue justificado por sus obras, el apóstol demolió los cimientos de enseñanza rabínica – que el hombre es justo con Dios al guardar la ley” (MacArthur).

“nuestro padre según la carne” (v. 1). El pueblo judío desciende de Abrahán según la carne. Sin embargo, Pablo ya ha establecido que Dios también es Dios de los gentiles, “Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión” (3:29-30). En capítulo 4, dice que Abrahán es “padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fue en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado” (4:12). También se refiere a Génesis 17:5, donde Dios prometió que Abrahán sería padre de muchas naciones (4:17), y concluye que la descendencia de Abrahán incluye a todos “que son de la fe de Abraham” (4:16). De esta manera se revela la amplia cobertura de la relación de Dios con humanos.

“Que si Abrahán fue justificado por la obras, tiene de qué gloriarse” (v. 2). Como se anota arriba, judíos consideraban a Abrahán justificado por obras. Estas obras incluían su obediencia cuando Dios le clamó dejar su hogar para ir a una tierra que Dios le enseñaría (Génesis 12:10). Particularmente notable fue su obediencia frente la orden de sacrificar a Isaac, su único hijo (Génesis 22:1-14).

Estos actos fieles parecen darle a Abrahán razón de gloriarse, pero las obras de Abrahán no siempre fueron fieles. Mal representó a Sara como su hermana (Génesis 12:10-20). Aunque Dios le había prometido tantos herederos como estrellas en el cielo (Génesis 15:1-6), tomó el asunto en sus manos cuando tomó a Agar como mujer para tener un hijo (Génesis 16). Si Abrahán tenía razón de gloriarse, también tenía ocasión de pedir perdón.

“mas no para con Dios” (v. 2). ¿Quién puede gloriarse de sus logros personales en presencia del creador del universo? ¿Quién puede gloriarse de santidad personal en presencia de la santidad de Dios?

“Y creyó Abrahán á Dios, y le fue atribuido (griego: elogisthe – fue acreditado) á justicia” (v. 3). Pablo cita de Génesis 15:6. El verbo elogisthe, es un término de contador. Dice que el Señor acreditó la cuenta de Abrahán para concederle el estatus de justo tal como un padre generoso podría eliminar la deuda de un hijo desviado, y concederle solvencia. Ni Abrahán ni el hijo podrían tomar crédito por su estatus. Ambos fueron beneficiarios de un regalo generoso.

Es verdad que Abrahán fue justificado por sus obras, también es verdad que no ganó su estatus a causa de su creencia. Su estatus de justo no se puede ganar, por ser un regalo de Dios. Igual que el creyente no puede derribar las puertas del cielo y exigir entrada basándose en sus obras justas, tampoco puede exigir entrada basándose en su fe. El creyente no tiene monedas para comprarse la salvación, sino que depende completamente en que Dios se la conceda. “Debemos tener cuidado de no asumir… que a) ‘justicia’ significa ‘bien moral,’ y que b) ‘fe’ es una forma o sustitución de ese bien moral… Para Pablo, fe no funciona como un calificador de ‘sustitución’ porque fe, en si, no es un calificador” (Wright, 491).

Una analogía: Ningún ciudadano tiene derecho de exigir audiencia con el presidente. Ningún héroe puede requerir que el presidente le ponga su medalla. Ningún voluntario político puede exigir una visita al Oval Office. Si el presidente decide reconocer las contribuciones de un ciudadano, la iniciativa es de él, y una audiencia con el presidente es un regalo. Así nosotros tampoco tenemos el derecho de exigir nada de Dios basándonos en nuestros logros, justicia, o fe. Si Dios decide bendecirnos, la bendición sigue siendo un regalo de Dios – no nuestro derecho.

“Santiago utilizó el mismo versículo (Génesis 15:6) para apoyar lo que parece ser una conclusión opuesta… El contexto explica una discrepancia aparente. Pablo escribió a aquéllos gravemente afectados por el énfasis judío en la observación de la ley… Santiago habló a aquéllos que solían olvidarse de que fe salvadora, por necesidad, debe expresarse por medio de acciones” (Mounce, 122).

“Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda” (v. 4).

Pablo demuestra su punto. El día de la paga, un trabajador no necesita rogar por su cheque, pero si puede exigir pago por sus servicios. El que emplea ha disfrutado de los beneficios causados por el servicio del empleado, y es su obligación recompensarle. El empleado puede buscar consejo legal si el gerente rehúsa pagarle y puede esperar que las cortes apoyen su demanda (dando por hecho que el gerente tiene el dinero). Por lo tanto, sería lógico decir que el empleado disfruta de cierto poder sobre el gerente en este momento.

Sin embargo, nadie disfruta de este poder sobre Dios. Ninguna persona puede ponerse ante Dios y reclamar que ha proveído un servicio satisfactorio. Por eso, Dios no tiene ninguna obligación moral de recompensar el servicio proveído. Ninguna corte tiene el poder de exigirle que pague pero, de todos modos, ninguna corte lo haría porque nadie posee reclamación justa sobre Dios.

“Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia” (v. 5).

“El contraste (entre versículos 4 y 5) no está entre el trabajador y el no trabajador (Pablo no canoniza la pereza), sino que aparece entre el que confía en sus obras y el que confía en Dios” (Morris, 198).

El entendimiento de Pablo sobre la gracia se contrapone a teología judía convencional, que busca la fiel observación de la ley del Tora como algo semejante al fiel servicio de un empleado (Moo, 263). La declaración de Pablo que Dios “justifica los impíos” va en contra de los pasajes del Antiguo Testamento que dicen: “De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío” (Éxodo 23:7) – y “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos á dos son abominación á Jehová” (Proverbios 17:15).

Podríamos decir que versículo 5 reversa versículo 4 – que podemos lograr justicia por medio de fe si no lo hacemos por medio de obras – que nuestra fe impone una obligación sobre Dios que nuestras obras no han logrado imponer. Sin embargo, eso no es lo que dice Pablo. No dice que Dios justifica los justos (aquéllos justos por si mismos), sino que Dios justifica a los impíos. Pablo no dice que nuestra fe nos hace justos, sino que “la fe cuenta como justicia” – es decir que Dios, buscando nuestra fe, nos acredita la cuenta para eliminar nuestra insolvencia – librándonos de nuestras deudas – la gracia de Dios deshace nuestras injusticias.

– La idea es que nuestra fe es “necesaria pero no suficiente.” Nuestra fe es necesaria para la salvación, pero no suficiente para causarla. Solo podemos ser salvados si Dios elige hacerlo. Dios salva aquéllos que reconocen sus necesidades y confían en Él que “justifica al impío.”

Si esto no fuera así, ¿Por qué mandaría Dios a Jesús para morir en la cruz? Si pudiéramos causar nuestra propia salvación al guardar la ley o por la fe, ¿por qué necesitaríamos un salvador? Si pudiéramos ganar la salvación, la cruz no sería necesaria.

ROMANOS 4:13-15: POR LA JUSTICIA DE LA FE

13Porque no por la ley fue dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa. 15Porque la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay trasgresión(griego: parabasis – violación).

“Estos versículos no nos presentan un tema nuevo; explican lo que se acaba de decir” (Wright, 495).

“Porque no por la ley fue dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” (v. 13). Cuando Dios llamó a Abran, prometió, “Y haré de ti una nación grande” (Génesis 12:2). Esa promesa no podría cumplirse por la ley, ya que tomaría lugar cuatro siglos antes de que la ley fuera entregada en Sinaií.

La única parte de la promesa que Abrahán fue permitido presenciar fue el nacimiento de Isaac – su hijo y heredero. “Ni Abrahán ni sus más inmediatos herederos – su hijo Isaac y su nieto Jacobo – jamás fueron propietarios de tierra en Canaan, excepto un pequeño campo cerca de Mamre donde estaba ubicada la cueva de Machpelah… Abrahán vio la Tierra Prometida y anduvo errante por ella como nómada, pero nunca la poseyó” (MacArthur). Por eso Pablo pudo decir que la promesa le vino a Abrahán a través de la fe. Aunque vivió y murió sin ver cumplida la promesa de Dios, siempre creyó que sería cumplida.

“Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa” (v. 14). Recibir la promesa por medio de la ley significa merecerla. Esto, por lo tanto, rendiría la fe innecesaria y la promesa irrelevante (véase vv. 4-5).

“Porque la ley obra ira” (v. 15a). La ley trae ira, porque nos atiene a un estándar imposible. No resalta nuestro merecer, sino nuestra falta de merecer.

“porque donde no hay ley, tampoco hay trasgresión (griego: parabasis – violación)” (v. 15b). Es evidente que, cuando no hay ley, no puede haber una violación de la ley. Sin embargo, esto no significa que en la ausencia de ley, no haya pecado ni consecuencias por ese pecado. Con solo una primera lectura del Antiguo Testamento se puede ver que, antes ser entregada la ley en Sinaií, ya existía gran cantidad de pecado – y que Dios hace a todos responsables por esos pecados.

ROMANOS 4:16-17: PARA QUE SEA POR LA GRACIA

16Por tanto es por la fe, para que sea por gracia (griego: charin – de charis); para que la promesa sea firme á toda simiente (griego: spermati – la semilla), no solamente al que es (griego: a la semilla) de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham (griego: a la semilla de la fe de Abrahán), el cual es padre de todos nosotros. 17(Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.

“Por tanto es por la fe” (v. 16). “¿Está Pablo simplemente sustituyendo la acción de guardar la ley con un requisito mucho menos definido, es decir, que uno crea su camino a la justicia? ¿Ha salido por la puerta la idea de merecer la salvación solo para volver a entrar por la ventana?” (Gaventa, 197). La palabra “gracia” en versículo 16 deja claro que Pablo no hace tal cosa. Gracia es “el no merecido favor de Dios hacia la humanidad y especialmente hacia su pueblo, realizada por el acuerdo y lograda a través de Jesucristo” (Myers, 437). Somos “justificados por el don de su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24). Dios justifica hasta los impíos (Romanos 4:5). Gracia es un “regalo gratuito” (Romanos 5:15). Abunda para poder “ejercer dominio” sobre los muchos pecados (Romanos 5:20). Entonces, nuestra fe no nos salva, sino que simplemente nos da acceso al regalo de la gracia salvadora.

“Abrahán, el cual es padre de todos nosotros” (v. 16). Pablo escribe para una iglesia que incluye a ambos, judíos y gentiles. Que él diga “padre de todos nosotros” es bastante radical. Cristianos judíos podrían reclamar ser simiente de Abrahán por su línea sanguínea, pero todos cristianos pueden decir que son descendientes espirituales de Abrahán.

“Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto delante de Dios” (griego:ethnon – puede traducirse como “naciones” o “gentiles”) (v. 17).

“delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son” (v. 17). Pablo llama la atención a dos atributos de Dios.

• Primero, Dios “da vida a los muertos.” Esto recuerda a Abrahán y Sara, que se daban por muertos pero, por la gracia de Dios, tuvieron descendientes “como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está á la orilla de la mar” (Hebreos 11:12, véase también Génesis 17:15-21; 18:11-14). También recuerda al valle de los huesos secos que cobró vida al oír la palabra de Dios (Ezequiel 37). El punto de Pablo es que gentiles estaban espiritualmente muertos, pero el Dios que da vida a los muertos ha respirado vida hasta en los gentiles.

• Segundo, Dios “llama a existencia las cosas que no existen.” “El verbo llama puede significar nombrar o clamar. Pero también puede significar llamar a existencia, y éste es el significado que encontramos aquí… Pablo está hablando de Dios como uno que crea algo de la nada a través de su llamada” (Morris, 208-209). Igual que Dios creó un pueblo de Dios de los descendientes físicos de Abrahán que se habían convertido en esclavos en Egipto, así también Dios creó un pueblo de Dios de unos pobres gentiles.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAPHY:

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Gaventa, Beverly R. in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV — Year A (Louisville: Westminster John Knox Press, 1995)

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www.lectionary.org

Copyright 2005, Richard Niell Donovan