PASAJE BÍBLICO

1 Samuel 2:1-10

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

Este pasaje tiene sus raíces en el libro de Jueces – durante la época caótica en que “no había rey en Israel: cada uno hacía como mejor le parecía” (Jueces 17:6).  Samuel, el bebé nacido de Anna, se convertirá en una persona influyente – el que ungirá a Saúl (9:16; 10:1) y a David (16:12-13).  Bajo estos dos reyes y bajo el hijo de David, Salomón, Israel se alzará a una prominencia que no se repetirá jamás en su historia.

Capítulo 1 de Primer Samuel habló de la infertilidad de Anna y el dolor que ésta le causaba.  Su esposo, Elcana, tomó otra mujer, Peninna – seguramente porque Anna no podía concebir – aunque amaba a Anna.  Peninna dio luz a varios hijos y se burlaba de Anna por su infertilidad.

Desesperada, Anna fue al templo y rezó por un hijo, prometiéndole a Dios, “si te dignares mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres á tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré á Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza” (1:11).  Después, cuando la familia regresó a Ramatha, “Elcana conoció á Anna su mujer, y Jehová se acordó de ella. Y fue que corrido el tiempo, después de haber concebido Anna, parió un hijo, y púsole por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo demandé á Jehová” (1:19-20).

Este texto se conoce como la Canción de Anna.  Ella ofrece esta canción de gracias después de destetar a Samuel – cuando le lleva al templo, tal como le había prometido a Dios.

La canción de Anna es más que una canción de agradecimiento por el nacimiento de Samuel.  Es una canción que da gracias a Yahvé, el Santo – la Roca (v. 2) – el “Dios de todo saber” (v. 3) – el que quiebra los arcos del poderoso y da fuerzas a los débiles (v. 4) – el que da hijos a la mujer estéril (v. 5) – el que “mata, y da vida” (v. 6) – que “empobrece, y enriquece” (v. 7) – que “levanta del polvo al pobre” (v. 8) – que “guarda los pies de sus santos” (v. 9) – que quiebra a sus adversarios (v. 10a) – y que “dará fortaleza á su Rey” y ensalza “el cuerno de su Mesías” (v. 10b).  Es una oración que agradece la Gran Inversión celebrada a lo largo de las escrituras.  La mención del rey y su “Mesías” (ungido) en versículo 10 ha hecho pensar a los eruditos que esta canción no fue originalmente de Anna, sino que fue añadida después – y seguramente modelada tras uno de los salmos litúrgicos que se recitaban en el templo.  El motivo por esta manera de pensar, claro, es que Israel no tenía rey en ese momento – y nunca lo había tenido.  Israel no tendrá rey hasta que Samuel crezca y se haga profeta – y unja a Saúl como rey bajo el mando de Dios.

La canción de Anna servirá de modelo para la canción de María (conocida como el Magníficat) cuando María esté embarazada de Jesús (Lucas 1:46-55).

“Al otro extremo de la gran narrativa de los libros de Samuel están las ‘canciones’ de David (2 Samuel  22; 23).  La ‘canción’ de Anna y las ‘canciones’ de David forman un marco o un inclusio alrededor de toda la narrativa de Samuel 1-2.  Entonces, la Canción de Anna es una ‘introducción temática y estructural a Samuel’” (Tsumara, 135, que cita a R.C. Bailey).  Un inclusio es un recurso literario que se usa frecuentemente en la Biblia para marcar el comienzo y el final de una sección importante.

Los libros de Samuel 1-2 son seguidos por los libros de Reyes 1-2, que comienzan con el reinado de Salomón.  Los primeros diez capítulos de Reyes 1 describen un tiempo glorioso para Israel – cuando Salomón construye el templo de Jerusalén.  Sin embargo, capítulo 11 oscurece la historia con la mención de las esposas extranjeras de Salomón, con quienes se casó, desobedeciendo la orden de Dios.  Entonces aprendemos, “Y ya que Salomón era viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos; y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (1 Reyes 11:4).  Oímos de los adversarios de Salomón (11:14-25) – y de la rebelión de Jeroboam (11:26-40) – y de la muerte de Salomón (11:41-43) – y de la secesión de las tribus del norte y la división de la nación entre Israel (las tribus del norte) y Judá (las tribus del sur) (capítulo 12).  Empezando con 1 Reyes 11, entonces, la narrativa en los libros de Reyes empieza a decaer en espiral.  Israel pierde la gloria de la que había gozado durante los reinados de David y Salomón.  Hay una sucesión de reyes, generalmente malos, y guerras desastrosas.

Entonces leemos que Asiria derrota Israel (las tribus del norte) y exilia a la gente, terminando con esa parte del pueblo judío (2 Reyes 16).  Entonces leemos que Nabucodonosor de Babilonia captura la ciudad de Jerusalén y exilia a la gente de Judá (las tribus del sur) (2 Reyes 24-25).

Entonces, el nacimiento de Samuel presenta una época brillante en la historia de Israel – una época nunca jamás igualada, ni antes ni después – una época precedida y seguida por los tiempos tumultuosos que se relatan en el libro de Jueces y los tiempos igualmente tumultuosos que se describen en los libros de Reyes 1-2.

1 SAMUEL 2:1-3: MI CORAZÓN SE REGOCIJA EN JEHOVÁ

1Y Anna oró y dijo:
  Mi corazón se regocija en Jehová (hebreo: yhwh – Yahvé),
Mi cuerno (hebreo: qar·ni) es ensalzado en Jehová;
Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos,
  Por cuanto me alegré en tu salud.
2No hay santo como Jehová:
  Porque no hay ninguno fuera de ti;
Y no hay refugio como el Dios nuestro.

3No multipliquéis hablando grandezas,
  altanerías; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
  Porque el Dios de todo saber es Jehová,
Y á él toca el pesar las acciones.

“Y Anna oró” (v. 1a).  Como se anota arriba, la Canción de Anna es una canción de gracias más que una oración.

“Mi corazón se regocija en Jehová (yhwh – Yahvé), mi cuerno (qar·ni) es ensalzado en Jehová” (v. 1b).  La palabra qar·ni – cuerno, aparece otra vez en versículo 10 cuando Anna habla del cuerno del rey (NRSV: fuerza) – así formando un inclusio.  “La fuerza de Dios, que puede hacer que una mujer infértil regocije al concebir un hijo, también puede transformar a Israel – amenazada y tribal – en un reino” (Birch).

El cuerno de un animal es símbolo de poder o de gloria.  Las escrituras incluyen varias referencias a animales con cuernos como símbolos de poder – sea el poder del mal (Daniel 7:8; Zacarías 1:18-21; Apocalipsis 13:1) o el poder de Cristo (Apocalipsis 5:6).  En este caso Anna usa la palabra cuerno como símbolo de su fuerza renovada – de su posición restaurada – de su dignidad salvada.

“Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salud” (v. 1c).  Anna habla de sus enemigos pero no nombra a Peninna.  De hecho, el narrador nunca vuelve a mencionar a Peninna.  Ella tuvo su momento de gloria.  Ahora le toca a Anna.

Igual que Dios le concede a Anna la victoria sobre Peninna, así también Dios concederá a Israel la victoria sobre sus enemigos.  Esta canción se trata de Anna y Peninna y Samuel, pero se trata aún más de Yahvé e Israel.

“No hay santo como Jehová: Porque no hay ninguno fuera de ti” (v. 2a).  El nacimiento de Samuel dio paso a la exaltación de Anna, pero ella nunca menciona a Samuel o su nacimiento en esta canción.  La única mención de tener hijos es la referencia a “hasta parir siete la estéril” en versículo 5a.  Esta canción puede haber sido inspirada por la transformación de la vida de Anna con el nacimiento de Samuel, pero el tema principal es Yahvé y las cosas maravillosas que hace.

Yahvé se distingue por su santidad (Salmo 99:3, 9), la cual tiene dos manifestaciones:

La primera es la separación de Yahvé – su separación de lo ordinario.  Él es el Creador. Todo lo demás es lo que ha creado.  Gente debe tener cuidado de nunca confundir al Creador con lo creado, como hacen muchos cuando alaban planetas o árboles o ídolos, o cualquier otra cosa que forma parte de la creación del Creador.

Lo que es santo por estar asociado con Yahvé también posee esta cualidad de separación.  Varios objetos y personas fueron ungidos o apartados para cumplir propósitos santos.  Por ejemplo, el tabernáculo (Éxodo 40:9) y su mobiliario (40:10-11) – también profetas (1 Reyes 19:16; 1 Crónicas 16:22; Salmo 105:15) y sacerdotes (Éxodo 28:41; 29:7; Levítico 8:12; 21:10) y reyes (1 Samuel 10:1).

La segunda manifestación de la santidad de Yahvé es su perfección moral.  Yahvé actúa justamente, honra pactos, y en toda manera hace lo justo y santo (Isaías 5:16).

La santidad de Yahvé santifica lo que se asocia con él.  Israel es un pueblo santo, porque el Santo ha pactado con ellos (Deuteronomio 7:6; 26:19; Jeremías 2:3).  Yahvé dice, “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios” (Levítico 19:2).  En el Antiguo Testamento esto requería dos cosas de Israel.  La primera era su adhesión a la ley del Tora.  La segunda era la santidad interna que exigían los profetas – una santidad que se manifestaba en el tratamiento justo de otras personas y en la compasión por los necesitados.

Pero la santidad de Yahvé está en una categoría aparte.  Aunque santifique a su gente, su santidad siempre será fallida.  Todos somos pecadores.  Pero la santidad de Yahvé no tiene fallos.  “No hay santo como Jehová.”

“Y no hay refugio como el Dios nuestro” (v. 2b).  Yahvé es un refugio – una roca.  En las escrituras, la roca a menudo aparece como metáfora para fuerza o estabilidad.  Una casa construida en una roca es estable; resiste los daños de una tormenta.  Vidas construidas sobre la fe en Dios son tan fuertes como una roca (Mateo 7:24-25).

“No multipliquéis hablando grandezas,  altanerías; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, y á él toca el pesar las acciones” (v. 3).  Anna no nombra a Peninna, pero Peninna ha señoreado su fecundidad ante de la infertilidad de Anna – ha manifestado su arrogancia hacia Anna y le ha hecho daño (1:6).  Pero al contestar la oración fervorosa de Anna dándole un hijo (1:11, 20), Dios ha eliminado la prominencia arrogante de Peninna y ha restaurado a Anna al lugar que merece en el hogar.

De la misma manera, Dios cuidará a la pequeña Israel.  Se convertirá en una nación pequeña pero poderosa bajo los reyes ungidos por Samuel.

1 SAMUEL 2:4-8: JEHOVÁ LEVANTA DEL POLVO AL POBRE

4Los arcos de los fuertes fueron quebrados,
Y los flacos se ciñeron de fortaleza.
5Los hartos se alquilaron por pan:
Y cesaron los hambrientos:
Hasta parir siete la estéril,
Y la que tenía muchos hijos enfermó.
6Jehová mata, y él da vida:
El hace descender al sepulcro, y hace subir.
7Jehová empobrece, y él enriquece:
Abate, y ensalza.
8El levanta del polvo al pobre,
Y al menesteroso ensalza del estiércol,
Para asentarlo con los príncipes;
Y hace que tengan por heredad asiento de honra:
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
Y él asentó sobre ellas el mundo.

“Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los flacos se ciñeron de fortaleza” (v. 4).  Esta es la primera de una serie de inversiones en esta sección.

La inversión aparece a lo largo de las escrituras.  Dios escoge al pequeño David para derrotar al gigante Golead.  Siguiendo las órdenes de Dios, Samuel ignora a los hermanos mayores de David, grandes y apuestos, para ungir al pequeño David.  La inversión es un recurso principal en el Magníficat de María (Lucas 1:46-55).  Las Beatitudes son una serie de inversiones (Mateo 20:1-16).  En la Parábola de los Trabajadores de la Viña, el último en ser contratado es el primero en recibir su paga (Mateo 20:1-16).  Jesús termina esa parábola diciendo, “Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros.”

Un arco quebrado no vale absolutamente nada.  No sirve para nada ni tiene ningún poder.  Un guerrero poderoso que rompe su arco en batalla queda completamente indefenso contra un enemigo armado.

Dios incapacita los fuertes y hace fuertes los débiles.  Esto no tendría mucho sentido sin esta inversión de poder.

Los hartos se alquilaron por pan: Y cesaron los hambrientos” (v. 5a).  Esta es la segunda inversión.  Los que están bien alimentados tendrán hambre pero los hambrientos engordarán.

“Hasta parir siete la estéril” (v. 5b).  Esta es la tercera inversión.  Es la única parte de la Canción de Anna que alude a su previa esterilidad.  Ahora ha tenido un hijo y su puesto en el hogar ha sido restaurado.

El número siete aparece en las escrituras como un número ideal, símbolo de plenitud o perfección.  Así es como se usa en este versículo.  Anna tendrá seis hijos en lugar de siete – Samuel y tres hijos más y dos hijas (2:21).  El punto aquí no es el número exacto de hijos que Anna tiene, sino las bendiciones que Dios le ha concedido – la manera en que Dios ha invertido su situación.

“Y la que tenía muchos hijos enfermó” (v. 5c).  Nunca más volveremos a oír de Peninna.

“Jehová mata, y él da vida: El hace descender al sepulcro, y hace subir” (v. 6).  Yahvé tiene poder sobre la vida y la muerte.  Él mata.  El sepulcro (sheol) se refiere a la morada de los muertos, entonces, “hace descender al sepulcro” se refiere a la muerte – no al infierno.  El concepto del infierno como hoy lo conocemos todavía no se había desarrollado.  Yahvé también crea la vida, sea del polvo de la tierra o de la matriz.

“Jehová empobrece, y él enriquece: Abate, y ensalza” (v. 7).  ¡Otra inversión!  Yahvé tiene el poder de conceder o retener riqueza – de abatir y de ensalzar.

“El levanta del polvo al pobre” (v. 8a).  ¡Otra inversión!  Yahvé levanta al pobre del polvo, igual que creó al ser humano del polvo de la tierra.  Cuida de los pobres y usa su fuerza para redimir sus vidas.

“Y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo con los príncipes; Y hace que tengan por heredad asiento de honra” (v. 8b).  Esta inversión es más descriptiva que las demás.  Los necesitados, relegados a sentarse sobre el estiércol en el vertedero de la ciudad, se encuentran, por la gracia de Dios, sentados con príncipes.  No solo se sientan con los príncipes, sino que también disfrutan de un puesto de honor en sus mesas.

“Porque de Jehová son las columnas de la tierra, y él asentó sobre ellas el mundo” (v. 8c).  Los antiguos pensaban de la tierra en tres partes: (1) la región bajo la tierra, que llamaban sheol (2) la tierra (3) la región sobre la tierra – los cielos.  Pensaban de sheol como una gran caverna, e imaginaban grandes columnas que sostenían la tierra (Cartledge, 47).

Pero el caso aquí no es como está construida la tierra, sino quién la construyó.  Fue el Señor que puso la tierra sobre las columnas.  El Señor es dueño de las columnas y la tierra – y todo lo demás.

1 SAMUEL 2:9-10: JEHOVÁ ENSALZARÁ EL CUERNO DE SU MESÍAS

9El guarda los pies de sus santos,
Mas los impíos perecen en tinieblas;
Porque nadie será fuerte por su fuerza.
10Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
Y sobre ellos tronará desde los cielos:
Jehová juzgará los términos de la tierra,
Y dará fortaleza á su Rey,
Y ensalzará el cuerno de su Mesías.

“El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su fuerza” (v. 9).  Dios establecerá justicia.  Protegerá los fieles y eliminará los impíos.  No será nuestro poder (fuerza, posición, o dinero) lo que ganará al final.  Dios determina qué y quién gana.

Esto lo vemos hoy.  Muchas personas ponen una cara glamorosa ante el mundo, pero por dentro viven en su pequeño infierno privado.  Nos hace pensar de las celebridades de Hollywood.  En su libro, ¿Dónde está Dios cuando duele?” Philip Yancey divide a la gente que ha entrevistado en dos grupos – las estrellas y los siervos.  Al decir “estrellas” se refiere a las celebridades de todas categorías – deportes, películas, televisión.  Al decir “siervos” se refiere a personas como el Doctor Paul Brand, que trabajó con leprosos en la India durante veinte años – personas que llevan vidas de servicio a los demás.

Yancey dice que las estrellas “forman el grupo de gente más miserable que he conocido.  La mayoría tiene matrimonios llenos de problemas o rotos.  Casi todos dependen desesperadamente de la psicoterapia.  En una gran ironía, estos grandes héroes parecen atormentados por su propia inseguridad incurable.”  Pero de los siervos dice, “De alguna manera, en el proceso de perder sus vidas, las encuentran.”

También hay aquí una dimensión escatológica (del fin del tiempo).  En su libro, Hablando con mi padre, Ray Stedman habla de una pareja misionaria que regresa a Estados Unidos después de muchos años de trabajar como misioneros en África.  Regresaban en el mismo barco que traía al Presidente Teddy Roosevelt de una expedición de caza.  El misionero estaba desilusionado al ver que no había nadie para recibirles en el muelle en su regreso a casa – cuando para el presidente había una banda de música esperándole.  Sin embargo, el hombre rezó y Dios le dio la respuesta que tranquilizó su alma.  La respuesta fue, “¡Aún no has llegado a casa!”

“Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos: Jehová juzgará los términos de la tierra” (v. 10).  Lo extraño de versículo 10 es la referencia a “su Rey.”  Como se anota arriba, en este momento Israel no tiene ningún rey, y no lo tendrá hasta que Samuel crezca y unja a Saúl.  Esto, en particular, hace que eruditos piensen que la Canción de Anna fue añadida a Primer Samuel más adelante – quizá como adaptación de uno de los salmos que se utilizaban frecuentemente en la alabanza.  Existen varios paralelos entre la Canción de Anna y Salmo 75 (Klein).

“Y dará fortaleza á su Rey, y ensalzará el cuerno de su Mesías” (v. 10b).  La palabra “cuerno” aparece a menudo en las escrituras como símbolo de poder o de gloria.  Por ejemplo, el altar de sacrificios quemados tendrá cuernos en las cuatro esquinas, simbolizando el poder de Yahvé (Éxodo 27:2).  En el libro de Apocalipsis, el Cordero tiene siete cuernos que simbolizan poder y gloria (Apocalipsis 5:6).  Cuando este versículo habla del “cuerno de su Mesías,” se refiere al poder o la gloria del Mesías.

La última palabra de esta canción es “Mesías,”  aunque en ese momento Israel aún no había desarrollado un entendimiento de un mesías.  Esta palabra “Mesías” (ungido), se refiere a los que llevan el imprimátur del Señor – profetas y reyes.  No obstante, “el significado quedará completamente claro con Jesús, cuyo título de ‘Cristo’ es la traducción griega de la palabra Mesías” (Peterson, 27).

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

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Birch, Bruce C., The New Interpreter’s Bible: Numbers- Samuel, Vol. II (Nashville: Abingdon Press, 1998)

Brueggemann, Walter, Interpretation Commentary: I and II Samuel (Louisville: John Knox Press, 1973)

Cartledge, Tony W., Smyth & Helwys Bible Commentary: 1 & 2 Samuel (Macon, Georgia: Smyth & Helwys, 2001)

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, B (Valley Forge: Trinity Press International, 1993)

Evans, Mary J., New International Biblical Commentary: 1 and 2 Samuel (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 2000)

Gehrke, Ralph David, Concordia Commentary: 1 and 2 Samuel (St. Louis: Concordia Publishing House, 1968)

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Newsome, James D., in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV –– Year B (Louisville: Westminster John Knox Press, 1993)

Peterson, Eugene H., Westminster Bible Companion: First and Second Samuel (Louisville: Westminster John Knox Press, 1999)

Tsumura, David Toshio, The New International Commentary on the Old Testament: The First Book of Samuel (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 2007)

Copyright 2016, Richard Niell Donovan