PASAJE BÍBLICO

Éxodo 33:12-23

RECURSOS PARA PREDICAR
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

EL CONTEXTO:

El contexto de este texto empezó con Yahvé llamando a Moisés desde la zarza ardiente. Yahvé le dijo a Moisés que fuera ante Faraón “para que saques á mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto” (3:10). Cuando Moisés protestó, “¿Quién soy yo, para que vaya á Faraón, y saque de Egipto á los hijos de Israel?” (3:11), Yahvé prometió, “Ve, porque yo seré contigo” (3:12a) – esto insinúa que Israel fue liberado gracias a la presencia de Yahvé y no por cualquier cosa que Moisés pudiera hacer. En nuestro texto actual, la presencia de Yahvé con Moisés e Israel vuelve a ser el tema principal.

Desde aquel comienzo han pasado muchas cosas. Diez plagas convencieron a Faraón dejar salir de Egipto a los israelitas. Yahvé sacó a los israelitas de Egipto – visiblemente presente como columna de nube durante el día y columna de fuego por la noche (13:21-22). Entonces vimos como los israelitas perdían la fe en el Mar Rojo – y al ejército egipcio ahogándose – y los milagros de agua y maná. Entonces Moisés subió el Monte de Sinaí para recibir los mandamientos (capítulo 20ff.), pero bajó el monte para encontrar que Aarón había construido un becerro de oro, un grave pecado (capítulo 32).

Al principio de capítulo 33, Yahvé le dijo a Moisés que dejara Sinaí y fuera a la Tierra Prometida, diciendo, “A tu simiente la daré: Y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al Cananeo y al Amorrheo, y al Hetheo, y al Pherezeo, y al Heveo y al Jebuseo: (A la tierra que fluye leche y miel); porque yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino” (33:1b-3).

En ese pasaje Yahvé hace dos declaraciones importantes que son clave para este texto. La primera es, “Y yo enviaré delante de ti el ángel” (33:2a) y la segunda es, “yo no subiré en medio de ti” (33:2b). Esto marca un cambio significante en la presencia visible de Yahvé a la que los israelitas estaban acostumbrados. Ahora, en lugar de la presencia de Dios, será un ángel el que les guía. Este cambio fue debido al comportamiento idólatra con el becerro de oro. La ira de Yahvé es tal que si permaneciera presente entre los israelitas tal y como lo ha hecho hasta este momento, Israel se consumiría.

Entonces, en los versículos que inmediatamente preceden nuestro texto (33:7-11), aprendemos que, a pesar de que Yahvé se había distanciado de Israel, permitió que Moisés pusiera su tienda a un extremo del campamento israelí. Ahí, Yahvé le hablaría a Moisés y permanecería visible como columna de nube. De esta manera los israelitas podrían ver la columna de nube (la presencia visible de Yahvé) e inclinarse para alabar. En ese lugar Yahvé habló con Moisés “cara á cara” (33:11).

ÉXODO 33:12-16.  RUÉGOTE ME MUESTRES TU CAMINO

12Y dijo Moisés á Jehová: Mira, tú me dices á mí: Saca este pueblo: y tú no me has declarado á quién has de enviar conmigo: sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, ruégote que me muestres ahora tu camino (hebreo: derek), para que te conozca, porque halle gracia en tus ojos: y mira que tu pueblo (hebreo: goy) es aquesta gente. 14Y él dijo: Mi rostro (hebreo: pan) irá contigo, y te haré descansar. 15Y él respondió: Si tu rostro no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 16¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en andar tú con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?

“Y dijo Moisés á Jehová: Mira, tú me dices á mí: Saca este pueblo: y tú no me has declarado á quién has de enviar conmigo” (v. 12a). Ahora Moisés se queja de que Yahvé no ha revelado quién ha de acompañarle. Esto parece contradecir directamente 33:2, donde Yahvé dice, “enviaré delante de ti el ángel.” Esta inconsistencia se ha intentado solucionar varias veces. Quizá Moisés rehúsa aceptar el ángel porque piensa que el liderazgo de Yahvé es esencial e imprescindible. Quizá se pregunte quién será su asistente humano. Quizá Moisés simplemente empieza su súplica torpemente porque se siente inseguro.

“sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos” (v. 12b). Moisés refuerza su declaración recordándole a Yahvé lo que ha dicho – que conoce a Moisés por nombre y que Moisés ha encontrado gracia en los ojos de Yahvé. Aunque puede ser que Yahvé haya pronunciado estas mismas palabras a Moisés, en el libro de Éxodo no hay ninguna documentación de ello.

Sin embargo, es improbable que Moisés intentara engañar a Yahvé poniendo estas palabras en su boca. Yahvé sabe lo que ha dicho, y Moisés sabe que Yahvé lo sabe.

Lo que Yahvé ha prometido es que hará de Moisés una gran nación (32:10).

“Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, ruégote que me muestres ahora tu camino (derek), para que te conozca, porque halle gracia en tus ojos” (v. 13a). En versículo 12b, Moisés dice que Yahvé acepta a Moisés bajo su gracia. Ahora Moisés usa esto de plataforma para pedirle a Yahvé que le muestre el camino – su derek. Moisés quiere saber la dirección que Yahvé piensa tomar, incluyendo sus planes para Moisés y para la nación de Israel. Moisés quiere que Yahvé comparta esta información con él para asegurarle de que ha encontrado gracia en sus ojos.

“y mira que tu pueblo (goy) es aquesta gente” (v. 13b). La palabra goy significa nación, pero a menudo se usa para referirse a infieles o a gentiles. Pero a pesar de su idolatría a al pie del Monte de Sinaí, Israel no es una nación infiel. Es una nación especial escogida por Yahvé para ser su nación – su gente. Aquí Moisés le pide a Yahvé que recuerde el pacto que ha hecho con Israel – el pueblo de Yahvé.

Los israelitas pecaron en el Monte de Sinaí, pero Moisés le pide a Yahvé que muestre el amor inalterable del que habló en el monte (20:6). Sin el amor y presencia inalterable de Yahvé, éste ya no sería un pueblo especial – el pueblo de Yahvé. Simplemente sería un pueblo ordinario de gente desharrapada que lucha por sobrevivir.

“Y él dijo: Mi rostro (pan – cara) irá contigo, y te haré descansar” (v. 14). Yahvé cede ante la súplica de Moisés. Yahvé estará presente. La única duda es si Yahvé promete estar con Israel, o solo con Moisés.

Con esto Yahvé quiere aliviar la ansiedad de Moisés para que Moisés e Israel descansen – que se relajen.

“Y él respondió: Si tu rostro no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí” (v. 15). Pero Moisés, quien ha quedado profundamente angustiado ante la posibilidad de que Yahvé les abandone, no se siente lo suficientemente seguro. Parece haber oído a medias la promesa de la presencia de Yahvé en versículo 14. Todavía está angustiado y sigue pidiendo que Yahvé esté presente con él y con Israel.

“Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en andar tú con nosotros” (v. 16a). Moisés continúa su súplica diciéndole a Yahvé que solo su presencia con él y con “tu pueblo” (Israel) le dará a Moisés la seguridad de haber encontrado favor en los ojos de Yahvé.

La frase, “yo y tu pueblo,” es importante. Moisés no participó en la idolatría al pie del Monte de Sinaí. Israel es la que está a riesgo aquí, no Moisés. Pero Moisés, que continúa bajo la gracia de Yahvé, está ansioso por devolver a Israel su estatus favorecido. Muestra la misma preocupación – la misma identidad con Israel – que antes expresó cuando dijo, “Ruégote, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (32:31-32).

“y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra” (v. 16b). Moisés de nuevo le recuerda a Yahvé el pacto que ha hecho con Israel. Al hacer un pacto con Israel, Yahvé les designó como pueblo distinto – pueblo de Yahvé – pueblo del destino – pueblo a través del cual “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3). No obstante, si Yahvé abandona Israel ahora, nada hubiera merecido la pena. Para poner el mundo en el buen camino, Yahvé debe honrar su pacto con Israel y volver a aceptar a los israelitas como su pueblo.

ÉXODO 33:17-23. RUÉGOTE ME MUESTRES TU GLORIA

17Y Jehová dijo á Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. 18El entonces dijo: Ruégote que me muestres tu gloria (hebreo: kebod). 19Y respondióle: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová (hebreo: YHWH – Yahvé) delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. 20Dijo más: No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá. 21Y dijo aún Jehová: He aquí lugar junto á mí, y tú estarás sobre la peña: 22Y será que, cuando pasare mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado: 23Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

“Y Jehová dijo á Moisés: También haré esto que has dicho” (v. 17a). Otra vez, Yahvé tranquiliza a Moisés, dando la impresión de que entiende la súplica de Moisés – que Moisés le ha convencido para que sea clemente con Israel.

“por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre” (v. 17b). Moisés ha encontrado gracia en los ojos de Yahvé, y por eso Yahvé será clemente con Israel.

“El entonces dijo: Ruégote que me muestres tu gloria” (kebod) (v. 18). Nunca tranquilo con hacer lo mínimo, Moisés añade una nueva dimensión a su súplica – “que me muestres tu gloria.” La palabra “gloria” se usa en la Biblia para hablar de cosas maravillosas – pero se usa específicamente para hablar de la gloria de Dios – un aura asociada con la apariencia de Dios que revela su majestad a los humanos. Los escritores bíblicos, intentando describir la gloria de Dios con palabras humanas, la describieron como “un fuego abrasador” (Éxodo 24:17).

Moisés vio la gloria de Yahvé cuando la nube (la presencia de Yahvé) cubrió el Monte de Sinaí y “entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte” (Éxodo 24:18). Ahora pide ver la gloria de Yahvé de nuevo – o verla de manera más completa – o ambas cosas.

Y respondióle: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová (YHWH – Yahvé) delante de ti” (v. 19a). En versículo 20, Yahvé negará la petición de Moisés de ver la gloria de Yahvé – pero primero Yahvé le dice a Moisés lo que va a hacer. Permitirá que Moisés vea su bondad y proclamará ante Moisés el nombre Yahvé.

El nombre, Yahvé, viene de una forma del verbo hebreo para “ser,” que significa “Yo soy el que soy.” Esta palabra es la que Dios utilizó cuando se identificó con Moisés. Cuando Moisés le preguntó a Dios su nombre, Dios contestó, YHWH o “Yo soy el que soy” (3:14).

En esa cultura, la gente consideraba el nombre algo más que una simple identificación. Pensaban que parte de la identidad de la persona residía en el nombre – que el nombre expresaba algo del carácter esencial de la persona. También pensaban que un nombre – por lo menos algunos nombres – poseían algo de la fuerza o el poder de la persona que antes lo llevó. Cuando Yahvé acepta proclamar ante Moisés el nombre Yahvé, está invitando a Moisés y a Israel a entrar de nuevo en la relación íntima que una vez les unió.

“y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente” (v. 19b). Esto retumba en nuestros oídos modernos, entrenados a distinguir cualquier tipo de trato injusto o desigual entre personas. Sin embargo, a lo largo de las escrituras encontramos que Dios llama a ciertas personas para cumplir ciertas misiones. En el Antiguo Testamento, Dios escogió a Abram y a sus descendientes, y les llevó a un pacto que resultó en Israel siendo el pueblo elegido de Dios. También encontramos la idea de selección en el Nuevo Testamento (Juan 15:16; 17:6; Efesios 1:4; 2:10; 2 Tesalónicos 2:13). Puede que esto ofenda nuestras sensibilidades modernas, pero me gusta como pensaba Charles Spurgeon de esta doctrina de selección. Oró, “Señor, salva a los selectos, y después elige a unos más.”

En Romanos 9:15, el apóstol Pablo cita Éxodo 33:19b como parte de un pasaje que habla de la selección divina de Israel (Romanos 9-11). En ese pasaje, Pablo relata que muchos judíos, a quienes Dios escogió como su pueblo, no aceptaban la salvación que tenían disponible a través de Jesucristo. Pablo dice que la descendencia biológica de Abram no es lo que asegura la salvación, sino la descendencia espiritual. La salvación es un regalo de Dios, quien sigue libre, a pesar del pacto con Abraham y Moisés, y a pesar de conceder salvación a los gentiles que aceptan a Cristo y no concederla a los judíos que no lo hacen.

No nos podemos perder dos cosas en este pasaje. Primero, aunque parece haber un elemento de capricho en la selección divina, también hay un elemento de responsabilidad y aceptación por parte del electo o no electo. Segundo, Pablo deja claro que Dios no está abandonando a los judíos para siempre, sino que ha tomado medidas para que Israel sea salvada (Romanos 11).

“Dijo más: No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá” (v. 20). La gloria de Yahvé es tan abrumadora que los seres humanos no estamos equipados para experimentarla. Una analogía sería ponerse en contacto con un cable eléctrico de alto voltaje. Sería demasiado y no lo sobreviviríamos.

“Y dijo aún Jehová: He aquí lugar junto á mí, y tú estarás sobre la peña: Y será que, cuando pasare mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado: Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro” (vv. 21-23). Aunque Yahvé le niega a Moisés la oportunidad de ver su rostro, no sea que Moisés muera, Yahvé de todos modos divisa un plan para que Moisés vea lo que pueda sin entrar en peligro.

“la peña” sugiere que este monte es el Monte de Sinaí, pero no lo dice explícitamente. Yahvé pone a Moisés “en una hendidura de la peña” – un lugar protegido – y le cubre con su mano mientras pasa – un gesto protector.

Moisés no verá el rostro de Yahvé, pero si verá su espalda. Moisés verá poco de lo que es Yahvé, pero Yahvé le permitirá ver todo lo que Moisés pueda soportar.

TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).

BIBLIOGRAFÍA:

Bruckner, James K. New International Biblical Commentary: Exodus (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 2008)

Brueggemann, Walter, The New Interpreter’s Bible: Genesis, Exodus, Leviticus, Vol. 1 (Nashville: Abingdon Press, 1994)

Childs, Brevard S., The Old Testament Library: Exodus (Louisville: The Westminster Press, 1974)

Cole, R. Alan, Tyndale Old Testament Commentaries: Exodus, Vol. 2 (Downers Grove, Illinois: Inter-Varsity Press, 1973)

Craghan, John F., Collegeville Bible Commentary: The Book of Exodus (Collegeville, Minnesota: The Liturgical Press, 1985)

Dunham, Maxie D., The Preacher’s Commentary: Exodus (Dallas: Word, Inc., 1987)

Durham, John I., Word Biblical Commentary: Exodus, Vol. 3 (Dallas, Word Books, 1987)

Fretheim, Terence E., Interpretation Commentary: Exodus (Louisville: John Knox Press, 1973)

Goldingay, John, in Van Harn, Roger (ed.), The Lectionary Commentary: Theological Exegesis for Sunday’s Text. The First Readings: The Old Testament and Acts (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2001)

Janzen, J. Gerald, Westminster Bible Companion: Exodus (Louisville: Westminster John Knox Press, 1997)

Janzen, Waldemar, Believers Church Bible Commentaries: Exodus (Scottdale, Pennsylvania: Herald Press, 1987)

Newsome, James, in Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV–– Year A (Louisville: Westminster John Knox Press, 1995)

Rawlinson, George, The Pulpit Commentary: Genesis-Exodus, Vol. 1 (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, no date given)

Stuart, Douglas K., The New American Commentary: Exodus, Vol. 2 (Nashville: Broadman & Holman Publishers, 2006)

Tucker, Gene M. in Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, A (Valley Forge: Trinity Press International, 1992)

Copyright 2013, Richard Niell Donovan